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RAQUEL FERNÁNDEZ | Orientadora educativa de la Consejería de Educación y vicepresidenta de Galbán

"El cáncer es una plaga; piensas que no te va a pasar, hasta que te toca"

"A mi hijo mayor le diagnosticaron un tumor cerebral a los 10 años y todo cambió; dice que quiere estudiar Psicología para ayudar a otros"

Raquel Fernández. LUISMA MURIAS

Raquel Fernández Rodríguez, psicóloga, orientadora educativa de la unidad de discapacidad de la Consejería de Educación y vicepresidenta de la Asociación Galbán de Familias de Niños con Cáncer, nació en Oviedo en el año 1969. Es madre de dos hijos, Daniel y Miguel. La vida le cambió por completo cuando al mayor le diagnosticaron un tumor cerebral a los 10 años. Siempre tuvo claro que quería realizar un trabajo de servicio a los demás, y lo ha conseguido.

La psicología, más que una vocación. "Cumpliré 50 años en junio. Estoy casada en segundas nupcias y tengo dos hijos, de 14 y 13 años. A Daniel, el mayor, le diagnosticaron cáncer cuando tenía 10 años. Entonces todo cambió. El pequeño, Miguel, tiene 13 años y la enfermedad de su hermano también ha influido mucho en su vida. Soy psicóloga y trabajé varios años como terapeuta en Proyecto Hombre. Luego hice oposiciones a Enseñanza Secundaria y las saqué hace quince años. Desde hace once formó parte del equipo regional para la atención a niños con necesidades de apoyo específico. Cada grupo de orientadores tiene un área específica. La mía es la discapacidad física. Estoy encantada con mi trabajo".

Alumna del San Ignacio y de la Universidad de Oviedo. "Fui al colegio San Ignacio y después estudié Psicología en la Universidad de Oviedo. También viví un tiempo en Vigo y luego regrese a Oviedo. Fui una buena estudiante. Pienso que elegí Psicología por la influencia de mi madre, que era profesora de la Universidad, en Magisterio y en Ciencias de la Educación. Mis intereses, en principio, iban por todo lo relacionado con conductas. Cuando me dieron esta plaza al principio me extrañó, pero ahora no cambiaría este trabajo. A mí me tocó la Facultad en Llamaquique y tengo muy buenos recuerdos de aquella época. Me dio clase Gustavo Bueno. Cuando terminé hice un máster en drogodependencias en la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción. Después trabajé siete años en Proyecto Hombre. Fue una experiencia muy buena y, a la vez, muy dura".

La importancia de la educación en la sociedad. "La educación es fundamental para el avance de una sociedad. La prueba es que cuando cambia un Gobierno lo primero que hace es modificar las leyes que rigen la educación. Es un trastorno horrible. Cambiar una norma es un proceso muy largo que impide trabajar en otras cuestiones. En el sistema actual echo de menos más medios. Tenemos muy buenas ideas, por ejemplo respecto a la inclusión. Pero aplicar esos principios conlleva un cambio de metodología de trabajo. Todo el mundo habla de ello y yo creo que la gente no sabe exactamente lo que es la inclusión. Tenemos que trabajar de una forma más cooperativa, en grupo, como hacen en otros países de Europa con buenos resultados. Aquí unas veces se aplica y otras no. Las nuevas generaciones vienen bastante sensibilizadas con estas cuestiones. Parte de mi trabajo consiste en valorar a qué centros deben ir los niños en función de su discapacidad".

El día en el que el mundo cambió. "Un día, Daniel, que aún no había cumplido 10 años, empezó a vomitar y a sentirse mal. Al principio le diagnosticaron gastroenteritis. Cuando su pediatra le vio el fondo de ojos le mandó al hospital de inmediato. Era un tumor cerebral. Le operaron y nos dijeron que le quedarían secuelas. Al final no fueron tantas".

Valiosa lección de vida y fortaleza. "Mi hijo pasó la enfermedad con la sonrisa en la boca. Ahora dice que quiere estudiar Psicología para ayudar a otros como le ayudaron a él. Yo siempre he sido echada para adelante. No suele darme miedo nada, pero una noticia así nunca te la esperas. Piensas que eso siempre les pasa a los demás. El cáncer es una plaga".

El encuentro con la Asociación Galbán. "Llegué a Galbán por una amiga y me contaron lo que hacían. Daniel empezó a estar mejor y decidí colaborar porque necesitaban a alguien de mi perfil. Es importante atender los problemas educativos que tienen los niños. Observé el trabajo que hacían otras asociaciones, y así empezó todo. Ahora tenemos un montón de voluntarios en la planta de oncología infantil. Las familias aceptan enseguida la ayuda. También es cierto que las cosas han cambiado y los índices de curación son muy altos. Hay que plantar batalla al cáncer. Eso es lo que hacemos desde Galbán".

Una carrera solidaria por toda Asturias. "Hemos puesto mucha ilusión en la carrera que haremos el próximo 17 de febrero de forma simultánea en dieciséis concejos. Esperamos que sea un éxito. Tenemos muchas ayudas, pero necesitamos recaudar fondos para mejorar la atención que damos a las familias y a los pacientes. Al fin y al cabo, el cáncer es una carrera de fondo que hay que afrontar con paciencia".

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