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Los cultivos del Paraíso

Una rosa con dos caras

El eléboro, duro y resistente, se llena de flores con el frío intenso

Rosas de invierno. M. C. C.

Hace tiempo, mucho tiempo, cuando apenas tenía diez años, comencé un herbario. Recogía flores y las ponía a secar entre las hojas de un diccionario gordísimo heredado de mis hermanos. Pesaba un quintal, era enorme, ahí las flores en poco tiempo estaban listas para pegar en una cartulina y con una ficha poner el nombre.

La primera planta con la que comenzó todo la encontré cerca de un río y me llamo la atención ya que era invierno y estaba con flores, era un eléboro. Perteneciente al genero Helleborus, existen muchas variedades que crecen silvestres en toda la Península Ibérica, como el Helleborus foetidus, Helleborus viridis o Helleborus orientalis, pero posiblemente la variedad más popular es el Helleborus niger, más conocida como rosa de navidad o rosa de invierno, y desde el punto de vista ornamental es la más utilizada en jardinería. Es una planta dura y resistente al frío. Florece cuando las temperaturas invernales no permiten que cualquier planta pueda destacar.

Su raíz, de aspecto rizomatoso, permanece año tras año formando pequeñas matas que no suelen alcanzar más de cincuenta centímetros, aunque eso en cierta manera depende mucho de las variedades.

Sus hojas coriáceas, de un verde brillante y oscuro, forman una pequeña roseta basal de la que salen pedúnculos florales. Son plantas que les gustan los terrenos frescos, ligeramente húmedos, y sueltos, arenosos, preferiblemente calizos, ricos en materia orgánica, por lo que no se debe descuidar el abonado. La exposición, soleada o zonas de semisombra. Perfecto para aquellos lugares con inviernos severos, y también para las personas que no disponen de mucho tiempo para el cuidado del jardín, ya que es una planta de mantenimiento mínimo. Las plagas y las enfermedades se mantienen lejos de ella, y solo es necesario hacer una pequeña poda en otoño, pero más que nada para eliminar las hojas que están en mal estado. La floración en invierno se mantiene durante la primavera hasta la llegada del calor. A medida que las flores se van marchitando se pueden eliminar, pues este pequeño gesto estimulara el crecimiento de nuevas flores.

Esta especie la pueden encontrar en cualquier centro de jardinería, pero si alguien tiene esta planta pueden germinar unas semillas, en otoño. Si viven en zonas con inviernos suaves les recomiendo mantenerlas en el frigorífico durante dos meses, de esta manera se intentara seguir un proceso lo más natural posible, cosa que no es necesaria en lugares con inviernos fríos, pues las propias temperaturas invernales serán perfectas para que germinen. Este proceso suele tener mucho éxito, el único inconveniente es que las plantas conseguidas a partir de semillas pueden tardar hasta tres años en florecer. Otro modo más rápido es por división de mata, a finales de invierno o principios de primavera. En ese mismo año florecerá.

Está considerada una planta mágica. Cuenta con muchas propiedades, pero hay que ser muy prudente porque puede llegar a ser tóxica, de hecho el foetidus aparte de su olor desagradable el solo hecho de tocarlo o cortar una hoja con las manos puede causar irritación en la piel. Pero claro, esto es como todo, esta planta se usa en la industria farmacéutica y la cuestión está en la dosis.

Ahora que si se dedican a la brujería es una de las plantas estrella, en la antigüedad las brujas preparaban unos ungüentos con esta planta e impregnaban las escobas, al subirse en ellas el ungüento entraba en contacto con la piel, era absorbido y les producía alucinaciones, de ahí que ellas creyesen volar.

Y los más pícaros en la antigüedad, aprovechaban las reacciones que tenían en la piel, formando ampollas y la usaban para dar pena y pedir limosna, de ahí que otro de los nombres comunes sea hierba de los pordioseros.

Casi mejor les aconsejo cultivar las variedades más usadas en jardinería que darán menos problemas.

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