El parque de bomberos del Rubín se quedó totalmente vacío durante casi una hora en la madrugada de ayer, dejando a la ciudad expuesta ante posibles desgracias. Esa es la denuncia lanzada por varios efectivos después de que un incendio en un edificio de tres plantas de Las Segadas, cuyas labores de extinción se prolongaron durante ocho horas, obligara a desplazarse hasta la zona a los nueve bomberos disponibles a las cuatro de la madrugada. Los trabajadores del servicio municipal se encontraron con que el hidrante más cercano al inmueble estaba cubierto por una capa de hormigón y la necesidad de desplazar una cuba adicional dejó las instalaciones municipales sin personal hasta la llegada de seis trabajadores llamados de urgencia a sus casas.

El inmueble afectado, de tres alturas, alberga dos viviendas en las que se encontraban tres personas cuando se inició el fuego, por causas que se desconocen, en torno a las cuatro de la madrugada. Los tres residentes fueron desalojados y no sufrieron daños personales relevantes, pero ayer se mostraban desolados ante los daños que les obligarán a buscar una alternativa para vivir, al menos hasta que puedan reparar los destrozos, que afectaron especialmente a la segunda planta y el bajo cubierta.

Los testigos aseguraron que el buen hacer de los bomberos impidió que el fuego se extendiera a otras viviendas cercanas. La imposibilidad de utilizar en un primer momento el hidrante obligó a pedir el refuerzo de una cuba adicional, pero mientras esta llegaba al lugar del incendio los caminos se quedaron sin agua "alrededor de diez minutos". Esta situación generó cierta angustia a los trabajadores, temerosos de que las llamas, ya de por sí muy extendidas, se avivaran más aún.

Finalmente, los propios bomberos picaron el hormigón que cubría el hidrante y pudieron engancharse al mismo para abastecerse del agua precisa y proseguir con garantías con las labores de extinción.

Ello no impidió que el parque de bomberos quedara desierto "entre 45 minutos y una hora", mientras los seis efectivos llamados de urgencia para quedar como retenes ante posibles eventualidades en el casco urbano. "Llevamos tiempo quejándonos de que cuando hay un problema en la zona rural la ciudad queda desprotegida", declararon ayer miembros de la plantilla, muy críticos con la escasez de efectivos y lo que consideran "una mala gestión" por parte del Ayuntamiento.

Los trabajadores aseguran que llevan ya años reclamando un servicio de disponibilidad nocturna similar al de otras ciudades como Santander. Aseguran que con ese sistema se garantiza la presencia de al menos tres bomberos a una distancia de menos de quince minutos del parque. "Es cuestión de voluntad", declaran.

Por otro lado, reconocen las reticencias de buena parte de la plantilla a atender las llamadas de urgencia nocturnas. Protestan por cómo en el caso de Eloy Palacio los tribunales rechazaron una indemnización por su fallecimiento cuando participaba en las labores de extinción a pesar de no estar de servicio, alegando que había actuado con exceso de celo. "La mayoría dice que quieren cumplir con su deber, pero temen ser maltratados como Eloy a pesar de atender las llamadas para incorporarse de urgencia al trabajo", relata un veterano del servicio municipal.

En el caso de ayer, los seis efectivos (un mando y cinco bomberos) llamados de urgencia tomaron el relevo de los trabajadores que iniciaron las labores de madrugada pasadas las nueve de la mañana. Las tareas continuaron hasta el mediodía cuando se dio el fuego por extinguido y se eliminaron todos los riesgos de que se reprodujera.

La intervención de los bomberos generó gran expectación entre el vecindario de esta localidad situada en el límite con el concejo vecino de Ribera de Arriba. Muchos residentes mostraron su solidaridad con los afectados por los efectos de las llamas, quienes barajaban diferentes opciones para pasar la noche de hoy y las jornadas sucesivas tras perder casi todas sus pertenencias.