En los juicios con jurado popular, los ciudadanos elegidos para el proceso tienen el derecho y la obligación de preguntar durante los interrogatorios cualquier cosa que no tengan meridianamente clara. Ayer lo hicieron durante la intervención del responsable de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta de la Policía Nacional (UDEV) que se encargó de dirigir la investigación. "Si no había ADN del acusado en el lugar del crimen y tampoco se encontró el arma homicida, ¿por qué lo culpan?", plantearon. El policía contestó. Por un lado, las investigaciones apuntan a que "Lolín" conocía al hombre que acabó con su vida. No en vano, bajó al cuarto de basuras en pijama y sin el móvil, dejó las luces de casa encendidas y no llevaba puesta la prótesis en la pierna. Además, la propia hermana del fallecido le contó a la Policía que José Manuel Fernández estaba "siendo amenazado" por el entorno de su pareja y las cámaras de seguridad del edificio sitúan allí al acusado a una hora que se podría corresponder con la de la muerte de la víctima, entre otras evidencias. "Además, incurrió en muchas contradicciones en su declaración", dijo el inspector.

Pero el letrado que defiende al acusado, Luis Tuero, no piensa lo mismo. Asegura que su cliente es "un cabeza de turco" que está en el banquillo "porque es un yonqui". Asegura que tiene informes forenses para probar que las heridas de "Lolín" le tuvieron que causar la muerte "en menos de 15 minutos", que su defendido tenía ese día un brazo en cabestrillo y que la investigación no tuvo en cuenta "detalles tan importantes" como la aparición de un cuchillo de cocina roto en el lugar del crimen -con sangre de "Lolín" y ADN de una tercera persona-, de una colilla con el mismo ADN o la identidad de las "más de cincuenta personas" que entraron esa noche en el portal. También le reprochó a los agentes que no hubiesen valorado que existe una entrada al cuarto de basuras por el garaje.