La basílica de San Juan el Real de Oviedo se llenó ayer para despedir a Antonio Bajo, el oftalmólogo fallecido el pasado viernes a los 62 años de edad a causa de un tumor cerebral.

Amigos, pacientes y compañeros de profesión quisieron arropar a su viuda, Ana María Maraña, y a sus dos hijos, David y Sara.

Antonio Bajo Fuente "pasó por la vida sin hacer mucho ruido pero haciendo el bien, y haciéndolo bien", en palabras del párroco de San Juan, Javier Suárez, que definió al fallecido como "un hombre responsable, trabajador y familiar que amaba la vida sencilla". En ese aspecto hizo hincapié el sacerdote durante su homilía, en "esa forma sencilla de caminar por la vida que tuvo Antonio Bajo, "que vivió para su familia y del que todo el mundo habla bien", apostilló Javier Suárez.

Antonio Bajo era un oftalmólogo muy conocido por su labor en la clínica Bajo-Castro de la calle Fray Ceferino y por formar parte de una larga estirpe de especialistas médicos.

Durante los últimos 18 meses luchó intensamente contra un tumor cerebral que le obligó a dejar su trabajo y que finalmente se llevó su vida a los 62 años de edad".