Enedina Mallada Paniagua (Oviedo, 1966) estudió Ciencias Económicas y trabajando en el medio rural asturiano descubrió el 'coaching' y se inició en la formación para el emprendimiento y el liderazgo personal. A lo largo de los años ha compartido su aprendizaje en su blog, con artículos semanales que ahora ha seleccionado y reunido en el libro, "La belleza de las pequeñas cosas", que presentará en Oviedo el jueves, a las 19.30 horas en la Casa del Libro (calle Palacio Valdés).
-¿"La belleza de las pequeñas cosas" es un libro para leer de principio a fin o para saltar de artículo a artículo?
-En mi blog he ido compartiendo mi propio aprendizaje durante dos años y medio, contando los pasos que yo misma iba dando. Hice una selección de 52 artículos y mantuve la estructura semanal del blog en el libro, con uno para cada semana del año. Así que se puede leer de principio a fin, como una colección de narraciones, o poco a poco y haciendo los ejercicios que se proponen al final de cada artículo -unas preguntas o alguna acción, para reflexionar y generar hábitos-. Es un libro muy técnico, un manual para profesionales, y también una dinámica muy interesante en un proceso individual. No es una colección de recetas ni un libro de autoayuda, sino para aprender a vivir más consciente y en calma.
-¿Cómo acabó usted dedicándose al 'coaching'?
-Yo me licencié en Ciencias Económicas y Empresariales, trabajé en el Occidente asturiano en programas de desarrollo rural y local, en los comienzos del turismo rural, en Taramundi y Oscos. Lo que más me llamaba la atención era el factor personal de los procesos de emprendimiento, como unos salían rodados y otros no acaban de ir adelante, por muy buenos que fueran. En una de las iniciativas comunitarias entré en contacto con el 'mentoring' y el 'coaching', a principios de los años 2000. Me desarrollé y crecí con esas formaciones, en el coaching individual, de equipos y organizaciones y de liderazgo.
-Entonces el suyo es un libro para líderes y emprendedores.
-No, el libro es para que cada persona aprenda de sí misma, el liderazgo al que yo me refiero es el que lleva a estar presente, que hace estar atento a cómo nos relacionamos en la comunidad o resolvemos nuestros problemas. El verdadero liderazgo no es el de los CEOS ni altos ejecutivos, sino ser capaz de coger las riendas de nuestras vidas, recuperar la libertad personal y no dejarse llevar por los acontecimientos.
-¿Enseña a tomar buenas decisiones?
-Se trata más de ser consciente que de tomar la decisión perfecta, porque no hay decisiones perfectas. La primera presentación que hice de "La belleza de las pequeñas cosas", en Boal, hace un mes, estuve aterrada, arrepintiéndome de haberme metido en esto, hasta que paré y me dije que lo que me estaba pasando era un regalo: estaba presentando un libro ante un montón de personas, que me apoyaban, estaba cumpliendo mi propósito. Se trata de cambiar el foco y no perderse la belleza de cada momento, de ser capaz de parar y preguntarse qué está pasando aquí, y eso ya trae cambios muy potentes.
-¿Eso es más fácil en el ámbito rural, donde usted se mueve?
-Yo creo que no, no tiene que ver con el entorno, sino con un proceso personal. Depende de lo que quiera cada uno para sí. Para mí sí, y lo utilizo en mis productos como 'coach', como las rutas por la costa naviega para descubrirse. Pero cuando hablamos de valores hay muchos estereotipos y prejuicios, y uno de los trabajos es darnos cuenta de ellos. Cada persona debe pararse, observar y decidir. Liderar la propia vida es recuperar la responsabilidad y eso es algo que asusta y que a la vez es muy liberador.
-Hay una preocupación creciente por el bienestar, más allá de lo físico.
-Cuando yo llegué al Occidente no había talleres de yoga, ahora está lleno. Ha cambiado la forma de vivir y relacionarse. Pero hay que tener cuidado con el 'coaching', la palabra está muy sobada y manipulada.
