Jaime Rodríguez ha logrado lo que sueña todo hombre, luchar contra el sistema, descomponerlo y adaptarlo hasta volver a formar parte de él desde otra identidad. Lo muestra en la exposición "Ignominia", que ayer se inauguró en la Escuela de Arte de Oviedo y que se puede visitar por las mañanas hasta el próximo 8 de febrero.

Rodríguez ha utilizado como soporte para su obra láminas de dibujo geométrico como metáfora de las rígidas estructuras sociales y sobre ellas ha ido trazando su propia vida, sus miedos, sus vergüenzas y sus contradicciones, como él mismo explicó ayer en la inauguración de la muestra. Una colección autobiográfica y cronológica que comienza con "esa infancia en la que estamos protegidos" y pasa por la madurez y la pérdida del miedo "creando tus propios personajes y escenarios. Unas creaciones que intervienen sobre esas propuestas geométricas a través del inconsciente, que el artista utiliza para "romper y reestructurar".

Se trata, en suma, de un enfrentamiento consigo mismo para trazar un camino vital que lleva a ese reencuentro con el sistema. "Lo vas hilando todo hasta encontrarte contigo mismo o con lo que crees que deberías ser", explica el autor sin tener claro si el camino termina con esos hilos que al final de la exposición utiliza para integrar esos viejos y sistemáticos dibujos geométricos en una obra que tiene mucho de trazo automático y surrealista.

Jaime Rodríguez ha hecho ese viaje de destrucción, reencuentro y recomposición consigo mismo y con las estructuras adaptadas a su forma de ser y estar y en ello ha influido sensiblemente el conocimiento de la obra del artista armenio Serguei Paradzhanov. Rodríguez conocía la obra cinematográfica de este hombre, que vivió y sufrió el comunismo hasta el punto de que estuvo encarcelado, pero fue un viaje a Armenia lo que le metió de lleno en su obra plástica. A él le rinde homenaje con la primera parte de la exposición de la Escuela de Arte, en la que se presenta una colección de collages en los que el ovetense, exalumno de la escuela y licenciado en Historia del Arte, utiliza fragmentos de revistas y periódicos que encontró en el museo en memoria del artista armenio en Ereván, capital del país.

Jaime Rodríguez expone en su casa, en la escuela en la que estudió, y lo hace con la convicción de que todo lo que ha utilizado en la muestra "Ignominia" puede tener connotaciones negativas si se tira de diccionario o se buscan sinónimos, pero al final esas cosas innombrables, esas cosas que atentan contra la decencia y la grandeza de un pueblo, sirven al artista para trazar en dibujos su autobiografía, en la que están "las contradicciones que tenemos en todos los aspectos de la vida, la crisis, el futuro, el miedo, los errores cometidos y el temor a uno mismo", pero también para aceptar todo esto, para asimilarlo y para cuadrar las cosas de una forma menos geométrica que la establecida pero más estable que la geometría.