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Construyen una ballena con los plásticos que generan 50 familias ovetenses en un mes

Los alumnos de sexto del Baudilio Arce lanzan un proyecto para luchar contra los residuos que incluye limpiar una playa y apadrinar pingüinos

Así es la ballena de plástico que descansa en los pasillos de Baudilio Arce

Así es la ballena de plástico que descansa en los pasillos de Baudilio Arce

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Así es la ballena de plástico que descansa en los pasillos de Baudilio Arce Raquel L. Murias

El plástico que generan en sus casas cincuenta familias ovetenses ocupa lo mismo que una ballena. Y así lo han demostrado los alumnos de sexto de Primaria del colegio Baudilio Arce, que se han tomado muy en serio la lucha contra los plásticos.

El gusanillo comenzó a picarles cuando la oceanógrafa estadounidense Sylvia Earle recibió en Oviedo el premio "Princesa de Asturias" de la Concordia 2018. Fue entonces cuando los alumnos de sexto curso eligieron participar en un trabajo para impulsar el cuidado de los mares y océanos, y diseñaron dos murales, uno en cada clase, A y B, en los que una enorme ballena disparaba tres chorros de agua y cada uno de ellos era una propuesta para apoyar el reciclaje y evitar que se siga contaminando el planeta con más plásticos. Concienciar, reciclar y recoger. Las tres premisas básicas en las que se basa este proyecto, bautizado "Yo lo cuido". Begoña García es tutora de sexto y coordinadora de este proyecto, que ha logrado concienciar a los guajes de la importancia del reciclaje de una forma muy divertida. "Están muy involucrados en todo esto. Queremos acabar el proyecto a final de curso y llevarlo al Instituto Doctor Fleming para que ellos también se conciencien", matiza.

Y qué mejor forma de concienciar que juntar todos los plásticos que se generaron en un mes en los hogares de los cincuenta alumnos que participaron en este proyecto. Pues sí, hay una manera aún más llamativa, darle forma de ballena.

Ahora, un enorme cetáceo da la bienvenida a los alumnos de sexto curso cada mañana. Formada por envases de yogur, botellas de agua, tapones de plástico..., la ballena, que aún no tiene nombre, "mola mucho", dicen los pequeños, porque está llena de colores, pero es la triste muestra de la cantidad de plásticos que se generan en los hogares. Pero los alumnos del Baudilio Arce están concienciados de verdad y reconocen que han puesto a sus familias a reciclar. "Ahora reciclamos más y mejor, y hasta recogemos los plásticos que vemos por la calle", asegura Ana Sicilia, que a sus 10 años ya sabe que si los plásticos se siguen acumulando al mismo ritmo en el mar, el mundo, su mundo, tiene sentencia de muerte.

Explica la profesora que los alumnos "fliparon cuando apadrinaron los pingüinos", otra de las acciones que engloba este proyecto, que también contempla liberar de plásticos una playa asturiana, un trabajo que llevarán a cabo los pequeños, que ya no se resisten si ven en la calle o en el patio un envase de plástico que no se ha metido en su contenedor correspondiente. ¡A reciclarlo!

Juan Hnatinc, Laura Herrero, Blanca Iglesias y André Crespo muestran orgullosos el certificado de apadrinamiento de dos pingüinos del Ártico. "Mola muchísimo tenerlos apadrinados, es un animal que nos encanta y que está sufriendo por el calentamiento global", explica Crespo. "Tenemos que luchar contra los plásticos porque los pingüinos están sufriendo", añade una orgullosa Laura Herrero, que jamás pensó que podría llegar a apadrinar un pingüino. "Baudi" y "Kowalski" patean por la Antártida sabiendo que en Asturias hay cincuenta padrinos luchando por liberarles del plástico. Una ilusión y un esfuerzo grande, como una ballena.

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