La Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias (OSPA) ofreció ayer en el Auditorio de Oviedo su primer concierto de 2019, que estuvo dedicado a la memoria del ex presidente del Principado de Asturias, Vicente Álvarez Areces, fallecido el jueves y por el que se guardó un minuto de silencio con el público y los artistas en pie antes de comenzar el concierto.

El concierto de ayer destacó por el gran formato del programa y la amplia plantilla orquestal sobre el escenario. Comenzó con la suite orquestal de Ravel "Ma mère l'Oye", donde la OSPA consiguió encauzar con éxito la expresividad contenida en la partitura, con buen balance sonoro y cuidadas dinámicas.

El "Concierto para violonchelo y orquesta" de Israel López Estelche era la obra que mayor expectación despertaba en el público por ser una partitura de nueva creación, que se interpretaba por primera vez.

El violoncellista Adolfo Gutiérrez Arenas, frecuente colaborador de la OSPA, y un solista muy querido por el público asturiano, fue el protagonista de esta nueva composición, y quizá el más aplaudido de la jornada.

El público tuvo buena respuesta a esta nueva obra, que destacó por los pasajes virtuosísticos del solista, de gran dificultad para el intérprete, las grandes líneas melódicas, que Estelche quiso enfatizar durante su presentación. Asimismo, el concierto explora el universo tímbrico de la orquesta. Se crean en esta obra dos mundos: el del chelo, más afín con la tradición concertística de este instrumento, y el de la orquesta, que tiene un carácter más atmosférico.

Este concierto consta de tres movimientos y una larga cadencia, que interpretaron sin interrupción para dar sensación de continuidad.

El tratamiento que Estelche le da al chelo explora el registro más agudo del instrumento. Los armónicos en las secciones de cuerda y en el solista adquieren en esta obra gran protagonismo para generar atmósferas.

Las "Variaciones Enigma", de Elgar, ocuparon la segunda parte de esta velada. Es una obra cumbre del repertorio sinfónico que tanto la orquesta como el director conocen al detalle, y eso se dejó sentir en su cuidada interpretación.

La OSPA dio buena prueba ayer de su potencial sonoro, muy rico, con buenos balances. En esta obra tuvo muy en cuenta el contraste entre los diferentes caracteres de las distintas variaciones y sus respectivos contrastes dinamicos, con lo que contribuyeron al dinamismo de la partitura.

"Nimnord", la variación más famosa de toda la serie, destacó por su delicadeza al comienzo y su desarrollo sonoro, hasta que el tema se repite nuevamente con toda la plantilla al completo.

Rossen Milanov pareció estar ayer cómodo con el programa elegido. Su interpretación destacó por el gesto amplio y la expresividad.

La violinista barcelonesa Elena Rey fue la concertino invitada para este programa de la OSPA, la plaza que tantos años ocupó Vasiliev.

En definitiva, un concierto en el que Gutiérrez Arenas y la sinfónica asturiana ofrecieron altas dosis de calidad, con el que el público del Auditorio terminó satisfecho.