En estos días en que las redes sociales se llenan de imágenes de hace diez años en una suerte de exhibicionista viaje al pasado, el artista e historiador del arte César Ripoll ha hecho su particular reto y ha recuperado un proyecto de hace una década para traerlo a la actualidad, en el mismo espacio pero en distinto tiempo. Se trata de "Biconexiones", la actualización de aquel "Desconexiones" que se celebró en 2009 en el campus del Milán.

Ripoll ha vuelto a convocar a artistas asturianos, en esta ocasión una decena, para presentar su obra en distintos espacios del campus de humanidades. "Ya que no hay espacios públicos para exponer nos los tenemos que inventar y el campus universitario es un lugar magnífico para estas cosas", explica Ripoll mientras pasea entre el edificio del aulario y el departamental. En estos dos conjuntos de han instalado las piezas de los artistas y por ahí podrán pasear también los visitantes en una visita guiada con el comisario y los creadores que tendrá lugar el jueves a partir de las seis de la tarde.

En el aulario A, el más cercano a la biblioteca del campus, está la obra del propio Ripoll. En un hueco entre las escaleras ha colgado unas cuerdas de las que penden las páginas del primer capítulo de la barojiana "La busca". Las páginas están colgadas a la altura justa para que el visitante intente leerlas pero sea incapaz de hacerlo.

En el mismo aulario, en uno de los tablones de anuncios, está la obra de Rocío Pinín, una trilogía fotográfica tan personal como universal. Junto a ella la crítica social, en forma de dibujo de Jaime Rodríguez.

En el edificio departamental buena parte de la obra del proyecto se han colocado cerca de la monumental escalera de mármol. Allí están las piezas de Isabel Cuadrado, Mercedes Cano y Antonio Sobrino. Propuestas distintas que van de la intervención a la escultura. De la escalera, precisamente, cuelga la pieza de Begoña Muñoz.

En la tercera planta, al lado del departamento de Arte, se cierra la exposición con las obras de Fermín Santos, Elena Toraño, Fernanda Álvarez y Vladimir González. Cada uno de ellos presenta una obra representativa y muy reconocible de su trayectoria artística.