El próximo martes, a las 19.30 horas, los espectadores del teatro Filarmónica se quedarán clavados a sus butacas. Alejandro Céspedes presenta su película "Las caricias del fuego", una obra que aborda el abuso sexual a menores desde la lírica. Cine de autor para hacer pensar.
- El avance de la película que está en Youtube es muy duro.
-Sí. Es muy impactante. Es una cuestión que remueve mucho porque es lo que es, una experiencia muy consternadora. Lo que se ve en ese avance es cuando la niña tiene 12 años y se produce la violación, pero ya lleva sufriendo tocamientos y otras cosas desde los 3 años. Los abusos son por parte de un familiar que puede ser su padre o su tío o cualquier otra persona cercana.
- El libro ha tenido su peripecia hasta llegar a esta edición.
-No fue sólo una cosa, sino un montón de cuestiones que se arremolinan. El libro en el que se basa la película lo escribí hace 20 años y no se publicó hasta hace una década, pero fue una publicación parcial porque la mayor parte se había perdido. De todos modos como se cumplían 20 años quisimos publicarlo y cuando ya estaba casi en la imprenta me llamó una amiga que había encontrado el manuscrito original completo de 1998. Me fui corriendo a buscarlo y paramos la edición para publicar el libro completo.
- ¿Y la película?
-En todo este tiempo, desde la publicación parcial del libro hasta ahora yo he cambiado. Me aburren muchísimo las presentaciones de libros con cuatro tíos en la mesa haciendo loas al autor. Creo que hay que experimentar nuevas formas de comunicación poética. En 2011 empecé a hacer películas de una hora de duración, cine de autor. Así que con el libro en la imprenta me decido a ir un poco más allá y hacer una película. Pasar a la experimentación con la imagen y la sintaxis. El guión de la película son textos del libro, aunque sólo la tercera parte.
- ¿Qué queda fuera de la pantalla?
-Falta el fragmento del libro en que ella elabora el trauma y se enfrenta a sí misma, la madurez de la protagonista. Tampoco está su ingreso en el psiquiátrico después de la muerte de la persona que abusa de ella.
- ¿Cómo se estructura la historia en la obra?
-El libro es prosa poética, una novela escrita en pequeños capítulos de una página. Es lírico pero hay que leerlo igual que una novela. La mujer va contando desde los "juegos" iniciales hasta la madurez. A los 12 años, con el acto sexual completo, ella toma conciencia de que aquello no va bien y se rebela contra la situación.
- Todo el mundo está en contra de los abusos sexuales a menores, pero cuando se lo pones negro sobre blanco o delante de la cara en una película, el golpe es demoledor.
-Remueve muchísimo por dentro. Hay mucho movimiento "#metoo" y mucho feminismo de telediario, pero a la hora de la verdad no se quiere saber ni ver lo que ocurre.
- ¿Le han criticado?
-Cuando hace diez años se publicó la tercera parte del libro me concedieron el premio "Blas de Otero" y el Premio de la Crítica de Asturias. Viajé por toda España haciendo presentaciones y en todas partes mucha gente de la que estaba en la sala se levantaba haciendo aspavientos y se iba. Siempre eran mujeres. En todas partes me ocurrió que había mujeres que me insultaban y me decían que el libro debería estar prohibido.
- Un tema tabú hace diez años, ¿y ahora?
-De aquella se recibió con muchísima violencia. Ahora sigue siendo tabú y eso que es un problema tan viejo como el mundo, una historia reiterativa que ocurre en todas las fechas y en todas las épocas. Mi libro se desarrolla en los años 40, cuando las madres ocultaban lo que les estaban haciendo a sus hijas.
