Dos años y medio después de haber iniciado su mandato como decana del Colegio de Arquitectos y seis meses antes de unas nuevas elecciones colegiadas, Sonia Puente se enfrenta el próximo 30 de enero a una cuestión de confianza. El rechazo a sus presupuestos para este año, tumbado en una asamblea en diciembre por 47 votos en contra y 32 a favor, conduce sistemáticamente, tal y como establecen los estatutos y como ha venido sucediendo también a otros decanos en el año que tocaban elecciones, a la convocatoria de una cuestión de confianza.

Puente asume la situación con optimismo. "Lo que parece que es un problema tiene un beneficio, el de llevar la práctica democrática a nuestra institución", explicaba ayer. "Nos va a permitir debatir sobre cuestiones colegiales, que es lo que nos importa. Es un momento de reflexión, de debatir allí lo que hemos hecho, y hemos hecho aquello en lo que hemos creído. Si no es de la confianza de los colegiados, nos iremos tan contentos para casa, pero sería un efecto desestabilizador muy grande a seis meses de unas elecciones".

Más allá del rechazo presupuestario que conduce obligatoriamente a la cuestión de confianza, en la asamblea celebrada en diciembre se hizo patente el malestar de ciertos sectores con la actual junta directiva.

A Sonia Puente y a su equipo le acusan de un tono "presidencialista" y "personalista", de dedicarse al "autobombo y la propaganda", de estar excesivamente politizados y de pretender subirse los sueldos por encima de los de los trabajadores del colegio, entre las principales críticas.

Puente cuenta los puntos de fricción de otra forma: "Llevábamos una propuesta de futuro para poner en valor la sede de Gijón, hablamos de modelos de financiación, cambios en las cuotas y reestructuración colegial y de la creación de un Instituto de Arquitectura que permita dar una formación de calidad y mantenimiento y sostenibilidad del colegio. Hemos ido explicando todas estas cuestiones que no siempre son del gusto de todos. Lo que sí tenemos claro es que estamos llevando a cabo nuestro proyecto. Si no gusta, bueno, la realidad es que la diferencia en la asamblea fue de 15 votos y somos mil colegiados. Eso no es representativo. Esperamos que la gente acuda a la asamblea del día 30".

Sobre las críticas concretas, muchas de las voces opuestas a la gestión de Sonia Puente insisten en que "la gota que colmó el vaso" fue el envío en Navidades de una publicación con los logros de su gestión. "Fue una memoria de gestión", explica Puente, "al estilo de lo que hace cualquier empresa ante sus accionistas. Donde la gente ve autobombo, nosotros vemos transparencia en gestión colegial, una publicación para explicar a qué destinamos los recursos y para llegar a los colegiados que a veces no están tan vinculados a su colegio". Puente explica que la publicación no costó un duro puesto que estaba patrocinada y que se envió junto a la felicitación para ahorrar gastos. "Quizá podíamos haber invertido en otra cosa y nos equivocamos, pero el que se equivoca es el que hace", explica.

Respecto a la polémica por el dinero destinado a los miembros de la Junta y a los empleados, Puente detalla que los trabajadores del colegio tienen una subida por convenio del 1,5%, mientras que los directivos, que no viven de esta remuneración, están ahora mismo recibiendo el dinero que se recibía en 2004. Ha ido bajando y Puente considera que era necesario, por dignidad profesional, mejorar eso. "No conocemos ninguna institución", reflexiona, "donde la persona que está detrás de un mostrador tenga un ingreso superior a los que están dirigiendo". La propuesta de su equipo, no obstante, fue que esa subida de la remuneración para la junta quedara en una bolsa y no se hiciera efectiva hasta junio, de forma que si otro equipo gana las elecciones en mayo sería el que lo disfrutaría, y no ellos.