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Sara Canteli y la luz de Turner

La joven promesa de la pintura asturiana traza curvas y representa el movimiento, siempre con la profundidad que emana toda su obra

Uno de los cuadros de Sara Canteli. MIKI LÓPEZ

Los socios e invitados del Centro Asturiano de Oviedo tuvieron la oportunidad de visitar recientemente una exposición con una veintena de cuadros, acrílico sobre lienzo, y dos instalaciones de la artista Sara Canteli. El título de por sí es sugerente: "Magma", vocablo cuya etimología procede del griego y significa pasta amasada, ungüento.

En la inauguración, la artista comentó que su obra emana del interior. En efecto el magma es la roca fundida en el interior de la tierra a partir del cual se gestan las rocas plutónicas y las volcánicas.

La pintura de Sara es esa roca efusiva que se hace presente a través del color y la luz en sus lienzos. Cuando hablamos de interior tenemos que pensar en sentimientos, sensaciones y la pintora no hace más que alumbrarlos en sus cuadros como si se tratara de un nacimiento. Fragua, Magma, Vulcano son una buena expresión del concepto del magma que hemos aprendido en nuestros primeros años de la enseñanza secundaria. Son formas geométricas en las que la curva es la línea dominante tal como se identifica en Caesarea y Circe a la par que genera profundidad de la que surge una figura esférica similar a un planeta. Asimismo, esa línea potencia el movimiento cuya máxima expresión son los cuadros Cometa o Épsilon. El primero mediante una curva que se yergue sobre sí misma sugiere un cuélebre y el segundo a través de una invasión chisporroteante asemeja en cierto modo a una bengala o incluso al proceso siderúrgico en una acería. Nada induce a identificar figura alguna pues a la artista hay que encasillarla dentro de la abstracción. No es una abstracción sin más, al contrario, porque cuando se contemplan los cuadros nos vienen a la memoria varias influencias lo que evidencia su período de formación.

La línea curva sucediéndose tras convexidades y concavidades recuerda a Van Gogh, pero ella opta por una gama de colores diferente. Esta línea es el exponente de la agitación, el dinamismo continuo sin fin y del carácter orgánico cuyo origen se remonta al Barroco y al Modernismo ondulante. La presencia de líneas curvas, arcos, líneas verticales, oblicuas, trazos horizontales insinúan la influencia de la abstracción geométrica.

Los cuadros titulados "Nocturno" secuenciados en tres versiones destacan por un colorido más llamativo en el que amarillos, rosas, azules, verdes muestran una policromía diferente a la de los anteriores, pero la ondulación vuelve a ser una constante. La pincelada pastosa, consistente y corta nos acerca de nuevo al pintor holandés postimpresionista y también a Goya en alguna de sus pinturas. Ese tipo de pintura parte también de la influencia del divisionismo, aunque se trata más de una interpretación personal que de una simple imitación. El cuadro "Iter" al ser contemplado da la impresión de una atmósfera húmeda, vaporosa que lo envuelve todo. Este lienzo toma como referente a William Turner, el pintor romántico inglés, considerado el pintor de la luz. Algunas de sus obras "Fuego en el gran almacén de la torre de Londres", "Luz y color", "Anochecer en el lago" y "Mar agitado con delfines" tienden a la abstracción y son un referente para la pintora.

La policromía a base de un rojo en el ángulo superior izquierdo al que la irrupción de una banda blanquecina va degradando en tonalidades rosáceas, domina en la mayor parte de la superficie en el que tienen cabida los marrones en el ángulo inferior izquierdo y verdinegro en el centro.

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