La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El futuro de un controvertido edificio de la ciudad

Los nuevos dueños apuestan por cines y un gimnasio para resucitar el Calatrava

El proyecto de Estabona para el complejo comercial prevé un gran atrio central, un restaurante de 1.300 metros cuadrados y un gastromercado

El acceso a nivel de la calle del centro comercial. LNE

El nuevo Calatrava que está en la cabeza de Estabona, la empresa que desde hace un año trata de llevar a cabo el relanzamiento del centro comercial de Buenavista, no pretende ser un complejo basado en las grandes cadenas textiles, como hasta ahora. El modelo de la empresa, al contrario, plantea el ocio familiar como uno de sus pilares principales y aspira, incluso, a competir en ese sector con otros centros de referencia en esta materia en el panorama regional, como es el caso de Intu Asturias en el vecino concejo de Siero.

Según el diseño con el que trabaja Estabona, el Calatrava, además, dejaría de tener esa división actual de alas a un lado y un gran pasillo central. La reestructuración del espacio que está planteada en el proyecto diseña una disposición más convencional, de gran atrio, una única plaza en torno a la que se dispondrían las tiendas. En esa reforma del espacio, los nuevos gestores buscan, también, mejorar la iluminación aumentando la luz natural, y reducir un poco el espacio de superficie comercial para adecuarlo, precisan, a las necesidades de Oviedo.

Con ese planteamiento base, la planta de la calle será la destinada al ocio y en ella el protagonista serán los cines y la bolera (4.600 metros cuadrados), seguidos de un gran restaurante (1.300 metros) y una especie de gastromercado con varios puestos donde se alternen los productos frescos con algunos puestos de comida.

La apuesta por el ocio es muy firme porque en Estabona consideran que Oviedo, pese a su gran población, presenta "una oferta de ocio extremadamente limitada". Además, la proximidad del Calatrava a las salidas de la ciudad, a la estación de Llamaquique y las 1.700 plazas de aparcamiento subterráneo les llevan a concluir que están en disposición de competir en tiempos y desplazamiento con los grandes complejos de ocio familiar existentes en otros puntos cercanos del Principado.

Las otras dos plantas del nuevo Calatrava también presentan planteamientos específicos, casi monotemáticos. Para la planta inferior, tal y como ya sucedía hasta ahora, Estabona busca un gran supermercado. Será, no obstante, más grande que el que ocupaba El Corte Inglés, prácticamente el doble, aunque todavía no se ha concretado la operación ni el tamaño definitivo. Junto a esta gran superficie, el resto estará destinado a tiendas de unos 1.000 metros cuadrados, pero no necesariamente del ámbito textil. Al revés, Estabona habla de otro tipo de minoristas: deportes, muebles, diseño artesanal, tiendas de mascotas o las nuevas cadenas de bazares estarían entre las posibles apuestas.

El piso de arriba, por último, completa la apuesta del nuevo espacio comercial con un inesperado giro hacia lo social. Estabona considera que, dada la actividad de los funcionarios en las oficinas de las alas del Calatrava, la de los turistas que se alojan en el hotel de la parte posterior y las personas que pueda arrastrar la actividad congresual, hay que plantear una oferta de servicios. Afirman, aunque a este periódico no le constan conversaciones con el Ayuntamiento, que existe ese interés por parte de la administración regional y local y, también, por empresas regionales vinculadas al campo de la sanidad privada y la educación.

Al pasar de la teoría a la práctica, y todavía sobre un papel que es un primer esbozo, lo que se plasma en el piso de arriba del Calatrava son cuatro grandes zonas de parecidas dimensiones: una para un gimnasio, otra para una clínica privada o algún tipo de socio vinculado a la rama sanitaria, otro para un centro de cuidado a las personas (desde una guardería a un centro de día) y una última para oficinas y espacios para emprendedores vinculados con la economía colaborativa o "coworking".

Todas estas apuestas conllevarían la gran reforma del edificio adelantada a finales de noviembre por LA NUEVA ESPAÑA y que estaría detrás del continuo goteo de cierres de tiendas, algunos forzados y otros decididos por las propias marcas con el objetivo de liberar los espacios actualmente ocupados, en muchos casos, por grandes marcas de la industria textil.

Queda por aclarar si algunos de los negocios todavía abiertos y con largos contratos en vigor encajarían en el nuevo modelo de centro comercial diseñado por Estabona. Empresarios como el titular del restaurante de Burger King en el equipamiento de Buenavista mostraron recientemente su preocupación por la "incertidumbre" generada por la falta de información por parte de los nuevos propietarios. El establecimiento de la cadena de comida rápida tiene todavía contrato en vigor hasta el año 2036 y confía que los cambios planteados por la empresa Estabona no impliquen poner fin a un negocio que emplea a 47 personas.

Compartir el artículo

stats