“Nos llamaron del Ayuntamiento hace unos meses para comunicarnos que íbamos a ser la pareja número 5.000 que se casaba en el Ayuntamiento y que por eso iba a oficiar la ceremonia el Alcalde en el salón de plenos. Nos pareció muy gracioso y nos dio un ataque de risa, la verdad”. Marta Bengoa, de 35 años, e Iván José Martínez, de 40, atendieron esta tarde a los medios de comunicación bajo los arcos de la plaza del Ayuntamiento a las 18.55 horas, cinco minutos antes de convertirse en marido y mujer. Entraron en el edificio casi a la vez que sus once invitados, aunque a ellos les recibió primero Wenceslao López en el vestíbulo.

Ambos son ovetenses y funcionarios, Ella, profesora en un colegio de educación especial. Y él, trabajador de Hacienda. Llevan cinco años de relación y tienen una hija de tres años, Iria. “Los chavales de casan para legalizar su situación y por insistencia de las suegras, para qué te voy a mentir”, comentó muy contenta la madre de la novia, Elisa Gago.

Los planes iniciales de la pareja pasaban por organizar una ceremonia íntima, una de las llamadas “bodas de despacho” para ir después a cenar a La Corte, en la calle San Francisco. Mantuvieron la segunda parte del plan, pero modificaronligeramente la primera ante el número redondo de su boda. El salón de plenos, la estancia más solemne y espaciosa del edificio consistorial, fue el escenario de su enlace.

El Alcalde ofreció un discurso cercano y cordial antes de pasar al mero formalismo del Código Civil. “Hoy es un día importante para vosotros. Estoy convencido de que este es el viaje más ilusionante que un ser humano puede realizar porque es con la persona más querida”, dijo López antes de leer un poema de amor de Neruda: “Al pan yo no le pido que me enseñe / sino que no me falte / durante cada día de la vida. / Yo no sé nada de la luz, de dónde / viene ni dónde va, / yo sólo quiero que la luz alumbre, / yo no pido a la noche / explicaciones, / yo la espero y me envuelve, / y así tú, pan y luz / y sombra eres. / Has venido a mi vida / con lo que tú traías, / hecho de luz y pan y sombra te esperaba, / y así te necesito, / así te amo”. La ceremonia duró doce minutos y al final alguien gritó el tradicional “¡Viva los novios!”. La lluvia y el viento no deslucieron la boda ni la felicidad de unos novios que hoy ponen rumbo a Nueva York.

Los Ayuntamientos pueden celebrar matrimonios civiles desde hace 24 años, cuando entró en vigor la reforma del Código Civil que atribuyó competencias a alcaldes y concejales previa autorización del Registro Civil. Desde entonces, el número de bodas celebradas en el Consistorio ha crecido anualmente salvo en siete ocasiones; en 2007, 2010, 2011, 2013, 2014, 2017 y 2018. Por el contrario, el año que hubo más matrimonios fue 2006, con 303 uniones civiles.

La media de la última década en el Ayuntamiento es de 200 bodas al año. Según los funcionarios municipales, en ese tiempo ha habido un incremento del número de parejas que eligen casarse en un despacho en lugar de usar el salón de plenos. En el ranking de oficiantes del año pasado gana por goleada el concejal socialista Diego Valiño al haber unido en matrimonio a 65 parejas seguido de la edil de Somos, Andrea Álvarez (41); la concejala de IU, Cristina Pontón (32) y el edil de Cultura, Roberto Sánchez Ramos (32).