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El deterioro del Antiguo se retroalimenta con las pintadas, alerta un estudio

Las zonas sin comercio y con edificios en mal estado atraen los grafitis, que luego se extienden por todo el casco viejo, exponen los investigadores

El deterioro del Antiguo se retroalimenta con las pintadas, alerta un estudio

Las pintadas en las calles de Oviedo, en especial en el Antiguo, no son un problema un sí mismas. Detrás de los grafitis se ocultan fenómenos más graves de degradación del paisaje urbano, "pozos" que funcionan como un imán para atraer todavía más pintadas y que se extienden por las zonas más próximas, como una planta invasora. Esa es una de las conclusiones principales a las que ha llegado un grupo de trabajo del departamento de Geografía de la Universidad de Oviedo tras analizar, entre 2017 y 2018, todo tipo de pintadas en nueve zonas de la ciudad.

Rubén Gutiérrez, estudiante de Geografía y uno de los coordinadores del estudio junto a otra compañera, Carmen Solís, dirigidos por el catedrático Fermín Rodríguez, explica que el análisis se realizó bajo la forma de simulación de un encargo profesional a facultativos geógrafos sobre la incidencia de las pintadas callejeras en Oviedo.

De las nueve zonas investigadas, los autores detectaron que la mayor incidencia de los pintadas no artísticas, en especial los "grafos", las pequeñas firmas, se producen en el Antiguo, muy por encima de otras zonas donde también se detectó mucha incidencia, como Otero y Ciudad Naranco.

Metidos en el casco viejo, el estudio evidenció lo que otros autores ya han señalado: La regeneración del Oviedo redondo iniciada en los noventa se quedó a medias y provocó dos tipos de Antiguo. El limpio, activo y con comercio del Oeste (Fontán, Riego, Porlier) y el más sucio, sin comercio y con edificios en muy mal estado del Este. Es justo en ese segundo ámbito donde más se concentran las pintadas retroalimentando y expandiendo esa degradación

"Podemos verlo desde dos puntos de vista", resume Rubén Gutiérrez. "Por una parte están los grafiti como elementos que degradan el espacio público; pero por otra comprobamos que son zonas que ya estaban degradadas por otras cuestiones, y que esa misma degradación atrae esos actos vandálicos. Son zonas más abandonadas, en las que el comercio local tradicional, el que abre en horario diurno ha bajado mucho. Los grafitis van allí, a esas zonas, y como en un círculo vicioso de degradación, cuantos más hay, más empieza a haber". Gutiérrez alarma de otro fenómeno que va de la mano de este indicador de degradación el paisaje urbano. En zonas donde el grafiti ya está instalado, como el Antiguo, el cierre de un negocio, la presencia de un local abandonado, funciona como efecto llamada inmediato, aunque sea en las partes más activas del casco viejo.

Los universitarios también han estudiado a los "autores" de las pintadas, descritas según sus características, desde las más artísticas a las menos elaboradas. Así, identificaron a un total de 80 grafiteros y de ellos a un grupo de 28 como los más activos. Hay incluso nombres en cabeza de un supuesto ranking, tales como CSO, Casur, Dosde, mugre, Bonk o Hedor. Gutiérrez también explica que identificaron cómo se pude hablar de familias o grupos, por la presencia de los mismos grupos de firmas en parecidos sitios, con similares técnicas y con parecida preferencia en los soportes.

Después de realizado el trabajo, el Ayuntamiento de Oviedo puso en marcha un plan de limpieza de fachadas. Para los autores del estudio, no obstante "limpiar no sirve de nada si no va acompañado de otras medidas". Gutiérrez indica que hay películas especiales que evitan que el spray se fije o situaciones concretas tales como que donde hay videogilancia no suele haber pintadas. Más allá, sugieren planes de más ambiciosos que incluyan prevención y participación, generando estudios para conocer lo que sucede y poder actuar.

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