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LUIS GARCÍA | Extrabajador de la fábrica de armas y escritor

"La Fábrica de Armas de La Vega lo representa todo o casi todo para mí"

"Oviedo es una ciudad muy limpia en la que los barrios han dejado de existir; todas las calles son iguales y las mismas farolas, horribles"

Luis García, en la puerta de La Vega. FERNANDO RODRÍGUEZ

Luis García, poeta y narrador, es uno de los 55 trabajadores despedidos de la fábrica de armas de Trubia, tras su traslado desde La Vega. Su sensibilidad logra plasmar en poemas un proceso doloroso. "Madeleine nunca llegó" es el título del libro que narra una tragedia personal de forma delicada. García nació el 6 de Agosto de 1962, el día después del fallecimiento de Marilyn Monroe; el día de la Independencia de Jamaica y el día que los americanos 17 años atrás, dejaron caer "Little Boy" sobre Hiroshima.

Una infancia de "Cuéntame" entre la Argañosa y el Alfonso II. "Pasé la infancia a medio camino jugando entre las erías de la Argañosa y la Preparatoria del Instituto Alfonso II, que dependía del colegio "El Fontán". Una infancia de 'Cuéntame', entre buenos amigos y maestros que contaban sus hazañas de la Guerra Civil".

Adolescencia y juventud. "La adolescencia suele ser terreno abonado para las anécdotas, los descubrimientos de todo tipo, pero en mi caso en concreto, he de confesar que a mi inquietud literaria, ya por entonces procuraba leer cuanto caía en mis manos, se unía la inquietud política a causa de los años en los que nos encontrábamos. Fui forjándome en movimientos vecinales como los de la Argañosa, donde vivía, así como en las JOC, en donde hice y conservo amigos. Era asiduo del viejo Cine Roxy, uno de los pocos de "Sesión Continua" que quedaban en Oviedo. En paralelo, entraría como aprendiz en la Fábrica de Armas de La Vega, pero esa ya es otra historia".

La Fábrica de La Vega y su simbolismo. "La fábrica lo representa todo, o casi. En ella desarrollé toda mi vida laboral. Tuve ocasión de contemplar posiblemente uno de sus mejores momentos cuando La Vega se introdujo en el sector aeronáutico y misilístico, cuando se convirtió por derecho en la 'novia' que todas las grandes multinacionales ansiaban. También desgraciadamente fui testigo de un calculado acoso y derribo de los trabajadores, propiciado por un sector de la ciudad de escasa ética, que no veían más que unos terrenos con los que conseguir un gran pelotazo urbanístico. Con engaños a la opinión pública, nunca a los trabajadores, consiguieron su objetivo, echarnos a Trubia. Todos sabemos que sucedió después".

El despido: el inicio de una nueva etapa. "No tuvimos tiempo de sentarnos en nuestro nuevo puesto de trabajo cuando nos dieron las cartas de despido. Y durante 3 largos años, todos los días 10 de cada mes nos manifestábamos a las puertas de la Fábrica de Trubia. Solos. Sin apoyos significativos salvo el de concejales como Cristina Pontón o Ana Taboada. A nivel particular personas como Antonio Masip o Celso Peyroux nunca faltaron a su cita con los 55 de Trubia. Palmadas en la espaldas de políticos nacionales, senadores? muchas. Soluciones reales, ninguna".

"Madeleine nunca llegó", un drama en poemas. "Lentamente fue naciendo el libro. Entre cita y cita cada día 10, fueron surgiendo los poemas. Había colaborado en medios, pero nunca había sospechado que pudiera sentirme cómodo en la poesía. Es cierto que tenía el motivo, la razón, y las herramientas. Y es que el río, por aquel entonces, aquel maldito día de los enamorados, bajaba turbio, manchado de sangre, presagiando lo que se avecinaba. Es la hora de las ánimas, y llovía. Y Madeleine no llegaba, y Jacques Brel, como tantos otros en el puente a la vera del castillo, seguía y seguiría esperándola durante muchos, muchos meses. Así, lentamente, nació este poemario".

La vida en Oviedo, sin el encanto de antes. "¿Es Oviedo una ciudad maravillosa? Posiblemente, pero aún así, para vivir tengo mis reparos. Ha perdido aquel encanto que tenía de mis años de adolescente. Cada domingo, suelo ir al Rastro, a rebuscar viejos libros, papeles, revistas? el Rastro de Oviedo ya no es el que estaba en los soportales de la Plaza del Fontán. Ha perdido personalidad. Lo notamos. Oviedo es una ciudad muy limpia, pero en la que los barrios han dejado de existir. Todas las calles son iguales, las mismas farolas, horribles, por cierto, por muy isabelinas que sean; las mismas papeleras, el mismo ancho de acera; calles impersonales para una ciudad impersonal? pero eso sí, maravillosa".

Paseos por un Antiguo remozado en exceso. "Me gusta mucho pasear por el Oviedo Antiguo, aunque opino que como al resto de la ciudad, se le está lavando la cara en exceso. El Tránsito de Santa Bárbara, la Corrada del Obispo, la calle Mon. Cuando vuelvo a pasear por las calles de la Vega, esas calles bulliciosas de obreros y vida que ahora la maleza se encarga de ocultarnos, pienso qué será de estos terrenos dentro de diez o quince años. Me da pavor pensarlo. A veces tengo la sensación que los partidos políticos no tienen muy claro que hacer con esos 120.000 metros cuadrados. El tiempo lo dirá. Lo que me parece que está claro es que interesan los terrenos, no los activos".

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