Se puede flipar viendo la ópera "Carmen" en el Campoamor y salir a la calle y darle al play para escuchar el último éxito del reggaetón. Y así, a ritmo de Maluma ir pensando en lo guay que es la caracterización de los personajes en la lírica, y en lo que, a veces, sorprenden los espectáculos cuando vas a verlos.
María Jesús Varela es una de las profesoras de Música y Artes Escénicas del IES La Corredoria, y tiene claro que para aprender música y disfrutarla "hay que verla".
No es la primera vez que los 21 alumnos de primero de Bachillerato del IES La Corredoria que han elegido como optativa estas dos asignaturas van a un espectáculo de este tipo, pero "Carmen" les ha gustado mucho más que otras obras. Quizás algo tiene que ver que su profe era una de las integrantes del coro.
Que levante la mano al que la ópera le haya parecido un tostón. Y ni una aparece. Inés Cernuda tiene 15 años y asegura que a ella le encanta la ópera, aunque sí, después escucha reggaetón, y lo reconoce casi como arrepentida, mientras que su compañera de pupitre, María López ser ríe pícara porque sabe que los géneros son opuestos, pero no están reñidos.
"Al principio pensamos que iba a ser un tostón, pero cuando la vimos nos encantó. Mis padres me dicen que les alegra mucho que me guste la ópera", explica López.
Y es que, aunque la música y las artes escénicas puedan parecer asignaturas sencillas o "marías", como se denomina en el argot del instituto a las materias más sencillas, la realidad es bien distinta, y ambas aportan valores y conocimientos muy importantes a los alumnos. "Ganan capacidad de escucha, disciplina personal, esfuerzo, aumenta el sentido de la responsabilidad y mejora el oído musical", explica su profe.
Y tanto les gustó "Carmen", que la ópera se vio en una enorme pantalla en el cole, pero había que buscar a los espectadores. Así que fueron los chavales los que caracterizados inspirados en la obra salieron a la calle y a los bares para decirles a mujeres, chavales, amas de casa y paisanos de partida diaria que había que ir al instituto a ver la ópera porque molaba. Y más de cien personas fueron.
Aitana Velasco se enamoró de la guitarra y la toca desde hace dos años. Reconoce que le cuesta menos trabajo ensayar con las cuerdas que estudiar mates o lengua. "Me gusta cantar y la música en general", explica. Carla García también hace sus pinitos con el mismo instrumento y eso que no es fácil, porque como explica su profesora "en el barrio no hay tradición musical y si quieren ir a una academia tienen que ir al centro".
El teatro, la danza, la música... todo les gusta y hasta reconocen que sí, que ellos, todos, son de los que cantan villancicos en Navidad., aunque Javier Álvarez dice que no recuerda muy bien cuales interpretó en las últimas fiestas.
El próximo día 15 visitarán la Escuela de Arte Dramático de Gijón y quizás Thalia Oviedo descubra que no estaba equivocada, y que aquella maravillosa sensación que tuvo al subirse al escenario para interpretar la obra de Navidad puede ser su profesión. Cantar e interpretar más allá de la ducha.
