Los horarios laborales tienen una influencia decisiva sobre el absentismo en el trabajo, aunque las empresas suelen ser bastante resistentes a cambiar sus hábitos. Ésta fue la tesis que quedó patente durante un debate con motivo del Día Mundial a Favor de la Justicia Social que tuvo lugar ayer en el salón de grados de la Facultad de Economía y Empresa de la Universidad de Oviedo, en el Cristo. Durante la charla, los expertos pusieron de relieve que un mal horario, un turno nocturno, por ejemplo, puede acentuar el estrés, sacar punta a los llamados riesgos psicosociales y elevar los índices de absentismo. Todo va en cadena.

Tomás Sancho, jefe del área de ergonomía y psicosociología del Instituto Asturiano de Prevención de Riesgos Laborales, explicó que resulta complicado transmitir a las empresas la necesidad de llevar a cabo cambios ligados con el ambiente laboral o los horarios porque "los efectos no son inmediatos". Pero el peligro de no actuar puede ser grande, advirtió, y eso que la ley obliga a las compañías a llevar a cabo una evaluación de este tipo de riesgos. El empleado sometido a turnos laborales variables (en los que tiene que trabajar por la noche o que no tiene unos días de descansos fijos) puede verse abocado a una situación de estrés que eleve sus riesgos de estabilidad psicológica e incluso puede provocar algún trastorno.

Curiosamente, y contra muchas de las creencias populares, los niveles de absentismo son más sensibles a los factores organizacionales, es decir, a cómo está estructurada la jornada laboral que a razones individuales, a enfermedades, por ejemplo. Y, derribando aún más mitos, Sancho señaló que hay estudios que apuntan a que en España los niveles de absentismo están por debajo de la media europea.

El debate de ayer estuvo organizado por el Colegio de Graduados Sociales y está enmarcado en la celebración de la Semana por la Justicia Social, en la que colabora LA NUEVA ESPAÑA. El acto estuvo moderado por David Fernández Pérez, un estudiante de la Facultad de Relaciones Laborales, que insistió en la necesidad de que el Gobierno legisle para tratar de hacer más racionales los horarios laborales españoles. "Debemos de repensar entre todos las jornadas de trabajo", dijo.

Precisamente, la forma en la que se organizan los horarios laborales en las empresas españolas es lo que ha estudiado la mutua Asepeyo. Su director del área de psicosociología y formación de la dirección de prevención de esta compañía, Jordi Serra, explicó, por ejemplo, que la principal motivación que tienen los trabajadores españoles para cambiar de empleo es en primer lugar el salario y en segundo los horarios.

"En España", señaló, "tenemos una enorme variabilidad de horarios laborales, tantos como empresas". Y añadió: "Lo primero que tienen en cuenta las compañías a la hora de diseñar sus horarios de trabajo son las demandas de los clientes".

Tener un buen horario repercute en tener una mejor salud, unos menores niveles de estrés y por lo tanto en unos índices más bajos de absentismo, lo que, a su vez, hace crecer la productividad.