El arquitecto José Ramón Fernández Molina insiste en la misma idea. "La única solución a este tipo de problemas es la intervención de la administración pública, y eso se hace estableciendo un área de rehabilitación integral". Fernández Molina cita los ejemplos de las ciudades gallegas. Santiago, Pontevedra o Vigo y saben lo que es enfrentarse a problemas como los que sufre Oviedo y lo han solucionado con este tipo de herramientas. Se trata, por un lado de ofrecer ayudas para la rehabilitación indicando determinados usos. Por otros, la administración también puede actuar directamente y hacerse cargo de determinadas piezas que por su valor o por la capacidad transformadora que pueden tener después. En resumen, igual que se hizo en el casco histórico de Avilés, se trata de combinar las ayudas a la iniciativa privada, afrontar proyectos asociándose con ellos en algunos casos y asumir la rehabilitación en otros. La opción de la expropiación debería de ser la última, pero con este tipo de planes al Ayuntamiento también le resultará más fácil exigir determinadas actuaciones a los propietarios, ya sea rehabilitar o construir en solares que lleven mucho tiempo vacíos.
Lo que el plan no podrá resolver fácilmente son particularidades del Antiguo que frenan el despegue de la vivienda residencial, como la dificultad para habilitar garajes en la zona. Pol llegó a sugerir en los noventa la posibilidad de habilitar algún tipo de parking bajo el Campillín que cumpliera la función de disuadir y dar servicio a los vecinos del Antiguo. Pero esa es una solución de la que no se ha vuelto a hablar en años.
