Ignacio Espinosa es el secretario general de la Asociación para la Racionalización de los Horarios Españoles (Arhoe). Abogado de profesión, ayer participó en una mesa redonda en Oviedo para debatir sobre las propuestas políticas para mejorar las jornadas laborales de los españoles. El acto estuvo organizado por el Colegio de Graduados Sociales y está enmarcado en la celebración de la Semana por la justicia social, en la que colabora LA NUEVA ESPAÑA.
-¿Han mejorado los horarios laborales españoles durante estos últimos años?
-Ha habido muchos avances. Hemos transmitido nuestras propuestas a los grupos parlamentarios y al Ejecutivo y algunas se han llevado a término y han servido para que los horarios sean un poco más racionales. Por ejemplo, se ha ampliado la baja de paternidad, se han flexibilizado los horarios de entrada en las empresas y se ha fomentado el teletrabajo. Pero aún queda camino. Todo con el objetivo de reducir las graves consecuencias que causan nuestros horarios irracionales.
-¿Qué consecuencias?
-Accidentes laborales, crisis matrimoniales, fracaso escolar, baja natalidad, algo que afecta especialmente a Asturias, absentismo laboral o problemas sanitarios porque tenemos malos hábitos alimentarios y estrés.
-¿Existe un horario ideal?
-No hay un horario ideal, porque hay que conocer las necesidades de los diferentes sectores. Hay que tener cuidado porque parece que la conciliación está vinculada sólo a atender a la familia y no es así, nuestro objetivo es que al que le guste hacer deporte o ver películas también pueda.
-¿Y qué hacer con la jornada partida?
-Es un problema porque parece que tener unas horas de trabajo por la mañana y otras más por la tarde más una pausa para comer se ha quedado como la jornada estándar. Pero hay alternativas. En mi despacho trabajamos sólo por las mañanas, compactamos mucho el trabajo, e incluso, hay muchos autónomos que no tienen oficina, trabajan desde su casa cuando quieren. Los empleos son cada vez más intelectuales y menos físicos. Una de las medidas concretas que planteamos es que la jornada ordinaria dure hasta las seis de la tarde y que trabajar más allá de eso sea considerado como horas extra. Ésa sería una medida política para forzar a las empresas a hacer lo que llamamos el apagón, para que a partir de esa hora se fuerce a la gente a salir del trabajo.
-¿Se encuentran con mucha resistencia al cambio?
-El presentismo sigue muy arraigado en la cultura española, pero con la argumentación y difusión que estamos haciendo cada vez se está concienciando más a las empresas. El muro más grande que encontramos está en el ámbito rural, es donde menos cala nuestro mensaje.
-Hay estudios que dicen que trabajar menos horas aumenta la productividad.
-Menos horas y también menos días a la semana. Lo que hay que hacer es aprovechar las horas de mayor concentración de los trabajadores, que son, generalmente, por las mañanas, y permitir al empleado tener un tiempo de ocio lo suficientemente rico como para incrementar su creatividad y que sea más eficiente.
-Pero los horarios comerciales tienden a ser cada vez más extensos.
-Es algo contradictorio a lo que demandamos. Es normal que el sector sanitario o el de la seguridad trabaje las veinticuatro horas, pero no el comercio.
-Su organización hizo fuerza para adelantar los horarios del 'prime time' televisivo, pero parece que no ha tenido efecto.
-Es una barbaridad. Hubo un intento y un compromiso de mejorar el horario, pero ahora RTVE ha dicho que no tiene previsto adelantar los horarios porque estos responden a la necesidad de los trabajadores que llegan tarde a casa. Pero es una salvajada.
-Parece que el debate sobre cambiar de huso horario ha decaído.
-Es un tema complicado. El debate sigue y pensamos que no estamos en el huso horario que nos corresponde. Estamos descompasados con respecto a la luz del sol. Hay estudios que hablan de las consecuencias favorables que tendría cambiar.
