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PABLO MILANÉS | Cantautor, actúa el 1 de marzo en el Auditorio Príncipe Felipe

"Me asombra que la gente siga llenando teatros y cantando mis canciones"

"Siempre pienso que cada concierto será el último y así llevo ya siete décadas" | "Cuando tenía 6 años mi madre me hacía dejar la pelota para cantarle"

Pablo Milanés. JAVIER SALAS

Se confiesa revolucionario, pero ya no quiere hablar de política. Pablo Milanés (Cuba, 1943) llega a Oviedo el próximo 1 de marzo con su recital "Esencia", en el que se ha propuesto rescatar aquellos temas que merecen una segunda oportunidad, es decir, que han pasado inadvertidos al público pero que son, según explica el cantautor, grandes canciones. Actuará en el Auditorio Príncipe Felipe, en un concierto íntimo y cercano al público. Aún quedan entradas que cuestan entre 50 y 60 euros. A sus 76 años, Milanés, considerado uno de los fundadores de la trova cubana junto a Silvio Rodríguez y Noel Nicola, asegura que la música sigue aportándole la misma emoción y "bellas sensaciones" que cuando comenzó a hacerla con 6 años, cuando perdía horas y horas cantando, porque así se lo pedía su madre, y "dejaba de jugar a la pelota". Aquellos recuerdos de dejar el juego por la música provocan en Milanés cierto sentimiento agridulce.

- ¿Por qué algunas grandes canciones no cuentan con el respaldo del público?

-Ése es un misterio que no se puede resolver. Yo he hecho canciones de relleno que han sido luego grandes éxitos. A veces tienes nueve canciones para un disco y consideras que deberían de ser diez, entonces coges la guitarra y compones otra para cerrar el repertorio, pero lo haces como si fuera algo efímero y, sin que lo esperes, la gente la canta, la pide y la adora. El gusto del público es un misterio que no se explica.

- Díganos uno de esos temas que triunfó sin esperarlo.

-Pues, por ejemplo, "Yo no te pido", pero hay muchos más.

- Ahora se ha propuesto darles otra oportunidad a esos temas más desconocidos.

-En realidad, se trata de un recital íntimo con el público, en el que en lugar de hablar canto y aporto una breve explicación de cada tema.

- Milanés ya no habla de política.

-No, sigo siendo un revolucionario, pero eso nada tiene que ver con la política. ¿Por qué? Porque cuando los revolucionarios entran en política se corrompen. Si alguien quiere hablar conmigo de temas políticos, que conversen conmigo sobre Mújica o Mandela, porque ellos sí supieron ser honrados, pero lamentablemente de eso ya no queda.

- ¿Teme que el público se olvide de usted, pese a los años de carrera?

-Hombre, claro. En cada recital siempre pienso que va a ser el último, y eso que llevo setenta años en la profesión. Yo comencé a cantar con 6 años. Me obligaba mi madre, que estaba convencida de que debía dedicarme al mundo de la música, pero lo cierto es que también me perdí muchas horas de jugar a la pelota. Cuando publiqué mi primer disco se lo dediqué a ella, con agradecimiento, pero también con cierto rencor. La verdad es que uno piensa que es maravilloso e increíble que el público siga llenando los teatros y cantando mis canciones.

- ¿Estudió música por su madre, entonces?

-Así es. Ella era una mujer que estaba convencida de que yo tenía que dedicarme al mundo de la música y desde pequeño me lo inculcó. Luego ya me matriculé en el Conservatorio y comencé a estudiar, y con la mayoría de edad publiqué mi primer disco. Ahora pienso que la música es algo maravilloso para la vida, y la verdadera esencia de ella nunca se pierde.

- ¿Ceden demasiado los artistas actuales a las exigencias de las discográficas?

-Ahora hay un dominio dañino de las grandes compañías que está terminando con la calidad de la música. Los artistas de ahora hacen demasiadas concesiones con el fin de triunfar, de ganar éxito, fama y dinero, y se genera una cadena de competencia peligrosa. Se trata de un ciclo que hay que pasar y que se extinguirá con el paso del tiempo.

- ¿Entiende esas cesiones por parte de los artistas?

-No, no las entiendo, y creo que deberían negarse. Pero está claro que esto depende de la forma de ser de cada uno y de su hambre de fama.

- ¿Alguna vez le han propuesto a usted entrar por el aro de una discográfica?

-No, jamás, pero supongo que conociéndome saben que yo nunca aceptaría las reglas del juego.

- El público sigue estando ahí, llenando butacas para verle.

-No me puedo quejar, pero uno tiene la sensación de que va faltando gente, de que muchos que eran de tu edad se han muerto, se han quedado por el camino, y eso da miedo. Por eso me asombra que la gente siga llenando los teatros y cantando mis canciones.

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