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Las parroquias de Oviedo San Francisco de Asís

La iglesia redonda, obra de Prieto Bances, cumple sesenta años

El Cristo de la Paz, las vidrieras, el Ángel de la Fe y su planta circular dan valor artístico al templo

La iglesia redonda, obra de Prieto Bances, cumple sesenta años

San Francisco de Asís visitó Oviedo hace 800 años en su peregrinar a Santiago de Compostela. Su paso por la ciudad fue más que fructífero. Erigió una ermita que sería el germen del convento de San Francisco en el solar de lo que hoy es la Junta General del Principado.

Ahora, una iglesia parroquial le da nombre al santo italiano en la plaza del Fresno o de la Gesta. Es conocida como "la iglesia redonda" por su diseño vanguardista del que es autor el arquitecto ovetense Luis Prieto Bances; uno de los más destacados en España entre los años 30 y 70 del pasado siglo.

La iglesia fue consagrada el 12 de diciembre de 1964 por el cardenal Tarancón. Su ubicación, en terrenos municipales, fue auspiciada por un grupo de vecinos, entre los que aún se encuentra Ramiro José Taboada Meilán, que disfruta de unos envidiables 99 años. El templo fue también erigido como un monumento a los caídos durante la guerra civil.

Pero lo que mucha gente no sabe y que le gusta destacar a su actual párroco, Juan José Tuñón, es el valor artístico que atesora el templo, sin contar su estilo arquitectónico de planta circular.

Lo más vistoso y espectacular son las vidrieras policromadas, que en la parte del altar están dedicadas al Antiguo y Nuevo Testamento: Redención, Apocalipsis, evangelistas, pecado, creación y profetas.

En las del coro se recogen diversas escenas de la vida de San Francisco de Asís: Pobreza y gloria, estigmación, obediencia, humildad prociuncula y cántico de las criaturas. El autor de estas vidrieras que imprimen espiritualidad y color al templo fue el bilbaíno José María Legorburo Orue, el vidriero más destacado de su época.

Y qué decir del Cristo de la Paz, situado tras el altar mayor y que imprime carácter y espiritualidad a la iglesia, obra del genial escultor sevillano Fernando Cruz Solís, que entre sus obras destaca el monumento al Sagrado Corazón del Cerro de los ángeles, Santa Teresa de Jesús del Convento de la Encarnación o las puertas de la iglesia del Valle de los Caídos, todas ellas en Madrid.

Un Cristo, apunta Juan José Tuñón, "que está inspirado en la cabeza del Cristo del Calvario del acceso a la Cámara Santa de Oviedo, que transmite también serenidad, paz y majestuosidad. Para mí el rostro y el cuerpo de este Cristo tienen una simbología enorme".

Y los fieles no son ajenos a esta imagen, dejando a un lado sus enormes dimensiones. "Me parece que es un templo con su parte artística, la ubicación, su gran Ángel en el exterior que es una alegoría de la fe, que configura un espacio urbano muy interesante digno de cuidar y disfrutar".

Igual que su gran órgano que fue inaugurado el 5 de noviembre del año 2000 con ocasión del XI Festival Internacional de Órgano que reunió a intérpretes muy destacados. Se construyó nada menos que en el taller palentino de Federico Acitores, que también hizo el órgano de la Basílica de Covadonga.

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