El ovetense Ignacio Echeverría, padre del conocido como "héroe del monopatín", asesinado en Londres en junio de 2017 cuando intentó hacer frente a un ataque yihadista, sostiene que más de año y medio después del fallecimiento de su hijo ha habido muchos gestos y muchas reflexiones que han ayudado a la familia a enfrentar el dolor. Los homenajes -mañana sábado tendrá lugar otro en su localidad de residencia, en Las Rozas, donde se inaugurarán las pistas de skate que llevan su nombre-, los reconocimientos oficiales nacionales e internacionales, y la certeza de que "Ignacio, que era inocente y tenía su conciencia y su necesidad de sentirse bien con ella, si hubiera sobrevivido -al suceso de Londres- porque se hubiera escondido y eludido el ataque, hubiera tenido una tara más en su vida". Así, explicaba el ovetense, se define la muerte de su hijo Ignacio. "Todos tenemos defectos e Ignacio era una persona común llena de defectos, por eso digo que si hubiera eludido el ataque se sentiría con una tara más. Tenía la virtud del tesón, ponía mucho empeño en hacer las cosas bien y necesitaba sentirse bien consigo mismo".

Precisamente días antes de suceder el ataque que le costó la vida al español, Echeverría habló con su familia del ataque sucedido poco antes ante el Parlamento de Londres, en el que murió un policía al que un terrorista atacó con un machete. "Ignacio, 20 días antes de morir, estuvo en Madrid celebrando en casa de otro de mis hijos su cumpleaños anticipado. Y se habló de la muerte del policía ante el palacio de Westminster, porque nos había impresionado. Él decía que si hubiera estado ahí, ese policía estaría vivo. Iba en su forma de ver la vida. Aquel terrorista era solo uno y pensaba que él hubiera intentado repeler la agresión, neutralizarla. Era así. Defendía lo que creía que tenía que defender", relató hoy el ovetense Ignacio Echeverría, en una entrevista en Antena 3.

El padre del conocido como "héroe del monopatín", que dejó claras en televisión sus profundas convicciones cristianas -como también tenía su hijo- aseguró que pese a que vivimos en una sociedad en la que "no estamos preparados para ver morir a nuestros hijos, yo quiero pensar que la muerte es normal", y en es sentimiento reconoció que "me consuela que Ignacio haya muerto bien; si hubiera muerto atracando un banco mi sentimiento sería peor, pero afortunadamente no tenía esas inclinaciones".

El progenitor, que recientemente ha participado en algunas charlas escolares ofreciendo el testimonio familiar y recordando el que dejó su hijo, describe a Ignacio Echeverría como un joven "inocente en cierto modo, con ilusión por la vida y con convicciones sólidas que las defendía a ultranza; le faltaba capacidad de negociar y eso le llevaba a situaciones incómodas" como la que le costó la vida. "Si él creía que lo que estaba ocurriendo no era negociable" no ponía frenos, contó su padre.

Respecto a lo sucedido aquella fatídica noche, el progenitor de los Echeverría recordó que "no pensamos que él pudiera haber sido partícipe, y no le dimos importancia hasta que al día siguiente en los wasap familiares, vimos que Ignacio no daba señales de vida. Somos una familia de comunicarnos mucho" y eso fue un motivo de alerta. A posteriori, por la información judicial y policial recabada, saben que Ignacio estuvo patinando en una zona próxima al ataque y aunque pensaba ir a cenar con su hermana, cambió de planes para quedarse a tomar algo con los amigos con los que había ido a patinar. Cogieron unas bicicletas urbanas y llegaron hasta la zona donde estaba sucediendo el ataque. Cuando se dieron cuenta de lo que ocurría Ignacio entregó la bicicleta a un amigo y se fue hacia los terroristas que estaban agrediendo a una mujer y a varios policías. "En las cámaras se le ve que saca el monopatín que llevaba en la bolsa y se enfrentó a los atacantes" hasta que quedó solo él repeliendo el ataque. En un momento dado "Ignacio ya no es capaz de controlar a los tres, y se queda enfrentando a uno; los otros dos le rodean y le apuñalan. Recibió tres puñaladas. Una de ellas le hace desangrarse". Cuando los amigos volvieron a la escena del ataque Ignacio ya no está porque se lo había llevado una ambulancia, y allí estuvieron 20 minutos intentando recuperarlo, sin éxito.

El padre reconoce que en los días que transcurrieron hasta que le confirmaron la muerte del joven "pensé que podían haberle cogido, que podía estar en manos de algún terrorista, incluso pensé que la propia policía le podía estar confundiendo con un terrorista. Pero para mí el escenario de su muerte era la menos mala" de todas las ideas que le pasaron por la mente.

La familia Echeverría no tiene reproches que hacerle a nadie, y menos a la policía británica. "Cuando se empieza a hablar de que igual le puede haber matado la policía, yo les dije que no pasaba nada. Que entendíamos que la Policía tenía que defender a la ciudadanía, eso lo primero, y no podía exponerse a que un terrorista siguiera matando". Ni siquiera reprocha la falta de información que sufrieron durante días. "Entendemos que lo importante era defender a la sociedad, proteger, y la información o el consuelo a las familias afectadas es secundario. Los casos particulares no son más importantes que los casos generales. Hay que cuidar a la sociedad y tenemos que estar todos con la policía", incidió el padre.

Ignacio Echeverría reconoció que en su fe está un "consuelo de saber que esta vida se va a acabar y también que las cosas nos pasan a todos; hay que asumir que las cosas nos pasan a todos, y yo lo asumo". También aseguró que si volviera a encontrarse con su hijo sabrá que "no tendremos que discutir por las mismas mil pequeñas cosas por las que discutíamos, y le diría que siga siendo crítico y siga defendiendo sus puntos de vista".