"Los cuadros son como los fotogramas apagados de una película. Forman parte de una historia y nosotros les ponemos el sonido. Sonido, ¿eh?, no música". José Tomé se entusiasma al explicar el proyecto que comparte con Óscar de Ávila -ambos diseñadores de sonido cinematográfico- en el Museo de Bellas Artes de Asturias. Han creado piezas sonoras para seis cuadros de diferentes autores, estilos y temáticas. Cada uno se ha encargado de tres y juntos forman parte de la programación de la V Semana del Audiovisual Contemporáneo de Oviedo (SACO) con el proyecto "El sonido del arte". La actividad se inaugura hoy oficialmente a las doce de la mañana y estará abierta al público hasta el 24 de marzo en el mismo horario de mañana y tarde del museo.
Tomé (Madrid, 1977) se ha encargado de las obras "Las Carrayas. Rompientes en Ribadeo", de Dionisio Fierros; "Transportando la uva. Jávea", de Sorolla; y de "Mosquetero con espada y amorcillo", de Picasso. El mayor reto fue el de Picasso "al tratarse de un cuadro complejo con dos elementos diferenciados; uno más cubista y abstracto, y otro similar a un angelote". Para transmitir el sonido de la imagen, usó elementos sonoros opuestos. Uno alegre y juguetón y otro mucho más tenso. En un plano más costumbrista, Tomé utilizó el sonido de las hojas de las parras al moverse o del polvo que se mueve por el viento para contar la historia de la vendimia del cuadro de Sorolla. "Fue como reencontrarme con mi infancia porque toda mi familia es extremeña, de La Serena, y he pasado muchos días con ellos en la vendimia".
De Ávila (Oviedo, 1975) se hizo cargo de los cuadros: "Cristo muerto en la cruz", de Zurbarán; "Interior de San Juan de Amandi", de Jenaro Pérez Vilaamil; y "El bosque maravilloso", de Equipo Crónica. Como ejemplo de su trabajo, creó tres piezas diferentes para el Cristo muerto de Zurbarán a modo de tríptico sonoro. "Tenebrae", con sonidos de crujidos de madera; "Oratione", con lamentos, rezos y campanadas; y "Lux", con sonidos que remiten a la esperanza.
