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Música para el onírico mundo de Keaton

Jordi Sabatés y el grupo de baile y percusión "Camut Band" proponen un "visionado más potente" del clásico del cine mundo "Sherlock Jr."

Jordi Sabatés, ayer por la tarde, en Oviedo. FERNANDO RODRÍGUEZ

Cuando Jordi Sabatés era un adolescente, acudió a un cine que proyectaba películas no comerciales en Barcelona. Se encontró con "Skerlock Jr.", el filme de Buster Keaton de 1924, y allí nació algo muy especial que se ha traducido años después, y mucho jazz mediante, en "Keatoniana", el espectáculo que Sabatés y la "Camut Band" presentan esta noche, a las 20.30 horas, en el teatro Campoamor dentro de la Semana del Audiovisual Contemporáneo de Oviedo (SACO).

Para Sabatés, "esta película es una de las tres que me llevaría a la famosa isla desierta", y ante ese impulso decidió montar un espectáculo que va mucho más allá de crear una banda sonora. La cinta es la primera que utiliza el recurso del cine dentro del cine. El protagonista es operador de cámara y en la historia aparecen los arquetipos del cine: el héroe, la mujer, el villano y el padre de la mujer. Al protagonista, Keaton, le acusan de robarle el reloj al padre de la chica y ahí empieza una trama que se desdobla. El operador de cámara sueña con ser detective y ahí se produce el hecho mágico, en uno de esos sueños entra en la película que está proyectando y pasa a ser uno de los personajes de la trama, Sherlock Holmes Junior, que resuelve un robo, en este caso no de un reloj, sino de un collar. "Urde una serie de situaciones inconexas, siete pequeñas elipsis que son maravillosas", relata Sabatés. El músico, enamorado de la trama y del surrealismo de Keaton, afrontó el trabajo como un reto "que consistía no en hacer una banda sonora de acompañamiento, sino en plantarle cara a la película y trabajar la música para enfatizar las imágenes".

Una de las claves de la obra, tanto de la película como de la música de Sabatés, es el momento en el que el protagonista atraviesa la pantalla. "Ahí, lógicamente comprendí que estaba 'Alicia a través del espejo' e intento que la música provoque esa sensación", explica. Reconoce que "cambia un poco el visionado de la cinta, pero se establece un proceso dialéctico entre música y cine".

Cuando Keaton se desdobla en su sueño, Sabatés encontró lo que necesitaba para adentrar las percusiones y la danza. "Ver a los dos Keaton te crea unas conexiones muy especiales, te entra por el estómago", explica el músico, que asegura que la composición de la música "se hizo de un plumazo irracional, de una forma mágica como todo en el mundo del arte". Bailes de claqué de los años veinte, percusiones africanas y el maestro Sabatés al piano para acompañar en directo la proyección de un clásico del cine.

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