Rubén Rosón ha denunciado a la Fundación Gustavo Bueno por "impedir el paso de un concejal del Ayuntamiento de Oviedo a una propiedad municipal, insultos y vejaciones". El edil de Economía fue a comisaría cuatro horas después de que el secretario de la institución filosófica, Tomás García, y el abogado José María Fernández no le dejasen visitar el palacete de la avenida de Galicia en el que está asentado desde hace veintiún años el colectivo precursor del materialismo filosófico. "Aquí no va a entrar sin una orden judicial, esto es un domicilio particular y usted no es el Alcalde", le dijeron como principal argumento casi al unísono. Rosón había remitido una carta a la Fundación Bueno dos días antes para anunciar su llegada. Quería visitar las instalaciones y notificarle al equipo directivo la necesidad de que abandonase el inmueble antes de enero de 2020 para que el Ayuntamiento pueda instalar allí un nido de empresas. La visita se torció desde el inicio.

-Rosón: Hola. Si queréis hacemos primero la visita y luego nos sentamos a hablar.

-García: No.

-R: ¿Cómo qué no?

-G: Pues claro que no. Esa visita tendría que pasar por nuestra aprobación, ahora mismo somos los inquilinos del edificio.

-R: Te comento. Soy un concejal público del Ayuntamiento.

-G: Pero no eres el representante del Ayuntamiento.

-R: Hombre... sí.

G: No. El representante es el Alcalde. Tú eres un concejal y vienes a título particular. Yo tengo documentación importante para demostrarte que estamos aquí legalmente y que tienes compañeros que piensan igual.

El diálogo pasó a una conversación a mayores en la que estaban presentes los medios de comunicación. LA NUEVA ESPAÑA ha publicado vídeos del tenso encuentro en los que se oye perfectamente cómo los representantes de la Fundación advierten al concejal de que van a llamar a la policía si insiste en ver el palacete. Cinco minutos después, Rosón aceptó mantener una charla en la biblioteca de la planta baja del edificio, pero las posturas se enconaron más. Allí estaba el secretario Tomás García; el letrado y miembro del consejo asesor del Patronato, José María Fernández; la ayudante del secretario, Carmen Fernández Armesto; Covadonga Coya, investigadora y discípula de Gustavo Bueno; y la investigadora Rosa María Álvarez Amandi.

"Mire, una cosa es la titularidad del inmueble y otra cosa es la persona que está domiciliada en él. ¿Hasta ahí llegamos?". El abogado y miembro del Patronato intentó hacerle ver al concejal de Economía que, aunque el Ayuntamiento sea el dueño del palacete, la institución filosófica es la inquilina y nadie puede entrar en su sede, así como así. Además, los representantes del colectivo del materialismo filosófico argumentaron por qué el gobierno local no puede desalojarles. Mostraron el acuerdo que alcanzaron en 1998 para que el Ayuntamiento les cediese el antiguo Sanatorio Miñor por un período de cincuenta años y sostuvieron que el alcalde Wenceslao López y la edil de Patrimonio, Cristina Pontón, rechazan el desalojo de la Fundación. Sin embargo, Rosón echó por tierra el razonamiento al aducir que el convenio de cesión de 1998 no está firmado y que, por tanto, a su entender carece de validez.

"Pero vamos a ver. ¡Usted nos quiere echar sin más!", exclamó Tomás García. "Oiga, yo vengo a dialogar y a hacer una visita tranquila. Me parecen todos ustedes unos maleducados o unos niños de diez años. El Ayuntamiento necesita espacio para el nido de empresas y aquí hay 1.100 metros cuadrados de propiedad cien por cien municipal. No es tan difícil de entender", replicó el edil de Economía. "¿Si necesita más espacio municipal use la Fábrica de Gas para montar allí lo que quiera, oiga!", espetó de repente una de las investigadoras.

Rosón se fue unos cuarenta minutos después de haber llamado a la puerta sin haber visto nada más que la biblioteca. Le despidió el secretario de la Fundación desde lo alto de la escalera: "Adiós. Vuelva con una orden judicial". El concejal regresará el lunes acompañado por la Policía Local para intentar visitar las instalaciones. Mientras, la tramitación de la denuncia sigue adelante y los agentes del Cuerpo Nacional de Policía identificarán en las próximas horas a los interlocutores de Rosón en la Fundación Bueno. Por su parte, el presidente de la institución filosófica, Gustavo Bueno Sánchez, sigue de viaje en La Rioja.