En esa joya entre el surrealismo y la lisergia que Víctor Fleming y la Metro dejaron para la posteridad en 1939, "El mago de Oz", tan importante como la candidez de Dorothy (una jovencísima Judy Garland) es la música. La banda sonora es un personaje más que viaja del sepia de Kansas al maravilloso mundo de Oz. La música acompaña a Dorothy y su perro Toto, al espantapájaros sin cerebro, al hombre de hojalata sin corazón y al león cobarde, en su viaje por el camino de baldosas amarillas. Esa música la puso ayer la orquesta Oviedo Filarmonía en la proyección de la película en el teatro Campoamor, uno de los actos centrales de la Semana del Audiovisual Contemporáneo de Oviedo (SACO). Un teatro abarrotado hasta la última butaca del gallinero por un público que agotó las entradas en 20 minutos.

La música de "El mago de Oz" es tan mágica como la historia y los personajes. Viaja de la tristeza a la alegría al mismo tiempo que lo hacen los protagonistas. La película se llevó dos premios "Oscar" por su música, mejor canción y mejor banda sonora.

Lucas Macías, director de Oviedo Filarmonía, sonreía en cada uno de los pasajes. En su atril había ayer, además de la partitura, un monitor por el que seguía la película. Para más complicación, parte de la sección de viento de la orquesta abandonó el foso y los músicos se colocaron en el escenario a ambos lados de la pantalla. Macías tenía que mirar su partitura, el monitor, la orquesta del foso y a los músicos del escenario. Y lo hizo disfrutando como alguno de los muchos niños que había en el teatro.

Todos los momentos importantes del onírico viaje de Dorothy están acompañados de números musicales. Las notas del "Over de rainbow" van marcando el ritmo de la historia. No se trataba de tocar en directo la banda sonora de una película mientras esta se ve en la pantalla. El reto era mucho mayor, consistía en acompañar a Judy Garland en algunas de las canciones más famosas de la historia del cine. No es sólo ir más allá del arcoíris, es historia del cine y de la música.

La elección de SACO para el plato fuerte de su programación sirvió también para conmemorar los 80 años de esta obra maestra que ya es memoria colectiva y que está considerada una de las películas más influyentes de la historia del cine.

La música está presente en esta cinta desde los primeros minutos. Cuando la pequeña Dorothy teme por su mascota y canta el famoso "Over the rainbow", o cuando los enanos (los Munchkins) la aclaman por haber matado a la malvada bruja del Este, la música lo es todo. Esos momentos, como el encuentro con el resto de protagonistas, no se entenderían sin la partitura.

Una delicia que el Campoamor disfrutó durante toda la proyección con el plus de la emoción y la teatralidad máxima que le aportaba la música en directo y que despidió con una gran ovación.