Un meteorito de la luna, zafiros, diamantes o un diente del temible megalodón, el tiburón gigante que dominaba los mares hace diecinueve millones de años. Esas son sólo algunas de las joyas que se pueden encontrar en la trigésima edición del Certamen de Minerales, Gemas y Fósiles de la Escuela de Minas de Oviedo, una cita clásica en la ciudad que se está celebrando este fin de semana en la facultad de la calle Independencia y que, como suele ser habitual, ha registrado centenares de visitas desde el viernes. La cita se clausurará hoy a las ocho de la tarde después de tres días de exposición, talleres y concursos. "Vengo todos los años y siempre me llevo algo. Esta vez me acabo de comprar una pieza de cuarzo que es una maravilla y que a partir de ahora va a brillar en mi salón", asegura Marina González, una ovetense que ayer se pasó por la feria.

Por la mañana había mucha gente en el hall de la facultad de Minas. Hubo un momento, a eso de la una de la tarde, que aquello parecía el Fontán, pero con puestos repletos de piedras y fósiles de todas las formas y colores. "Llevo viniendo a esta feria desde hace muchísimos años, de hecho creo que soy de los primeros. La verdad es que no es la cita en la que más se vende de todas las que hacemos en el año, pero el ambiente es muy agradable y la Escuela de Minas un lugar perfecto. Al final todos los que estamos aquí somos un grupo de amigos amantes de las piedras que vendemos y compramos por pasión", explica Marcello Lembo, que viene desde Barcelona y tiene de todo en su puesto. "Esta es una pieza de esfalerita que salió de las minas de El Soplao hace 45 años. No es que esté catalogada como una piedra preciosa, pero es para coleccionistas. Las que tienen mucho éxito son las piedras de agua marina de Brasil", afirma.

Nicolás Mesas, de Zaragoza, también tenía ambiente en su punto de venta de fósiles. No en vano, tiene trilobites, amonites, dientes de megalodón o un calamar de 240 millones de años de antigüedad. Al conservador del Museo de Geología de la Universidad de Oviedo, Luis Miguel Rodríguez, el que más le gusta es uno de un pequeño cangrejo que se conserva prácticamente íntegro tras millones de años. "Es una pieza muy curiosa, de las que más me han llamado la atención. No obstante, también hay muchas otras cosas atractivas porque vienen los mejores comerciantes del ramo con las piezas que previamente adquieren en la mayor feria del mundo, que se celebra en Estados Unidos", señala. José Vicente Casado, por ejemplo, se ha traído a Oviedo varios ejemplares de meteorito, alguno de ellos de la Luna. "Este que tengo aquí, que es de hierro y níquel, no lo hay en ningún museo de toda España", explica en referencia a una pesada piedra de unos cuarenta centímetros de largo.

A la búsqueda del oro

Además de la zona de exposición y venta, la feria de este fin de semana también ofrece otros atractivos. Los más pequeños, por ejemplo, pudieron disfrutar con los talleres de bateo de oro, organizados en colaboración con el Ayuntamiento de Tineo y la asociación Barciaecus. "Hoy todavía no he encontrado nada, pero el año pasado encontré varias pepitas y las tengo en casa", decía la niña Victoria Álvarez mientras movía la batea en busca de algo brillante. Hoy se celebrará el campeonato de bateo para los pequeños.

Por otro lado, en el claustro de la facultad también se celebró un taller de maquinaria minera radiocontrolada. O en otras palabras, un taller para que los niños conduzcan camiones teledirigidos hasta cansarse.