Fabio Biondi se resiste a las modas y los modos de los músicos estrella. "Lang Lang será un extraordinario pianista, no discuto su calidad, pero sí la forma de presentarse. Esto es importante. No hay que olvidar que la música que Lang Lang interpreta es más grande que él y esto hay que presentarlo de forma clara. Prefiero, por estómago, acercarme más a los pianistas que tienen esta relación de justa distancia con la música que interpretan", afirma el director italiano, que esta tarde dirige a la orquesta barroca "Europa Galante" en el Auditorio Príncipe Felipe, dentro del programa "Conciertos del Auditorio".
Biondi y su formación, que compartirán escenario con el tenor Ian Bostridge, interpretarán un programa con piezas de Claudio Monteverdi, Dario Castello, Carlo Farina, Henry Purcell y Girolamo Frescobaldi. El concierto, que comenzará a las 20.00 horas, tiene una duración aproximada de hora y media más el intermedio. Las entradas cuestan 20 euros en el anfiteatro, y 25 en el patio de butacas.
"Es un programa dedicado al siglo XVII, una época que resulta sorprendente porque había mucha experimentación. La pieza de Farina, por ejemplo, casi se diría que es modernista. Por su parte, 'Il Combattimento di Tancredi e Clorinda', una de las composiciones de Monteverdi que interpretamos, es una pieza importante, que representa la germinación inicial de toda la gran historia de la ópera; Monteverdi se puede considerar el gran padre de la óperas", afirma Biondi, en conversación con LA NUEVA ESPAÑA.
Sobre Bostridge, compañero y cómplice en este concierto, Biondi no tiene más que buenas palabras: "La primera vez que actuamos juntos fue hace 18 años, y la relación fue muy buena desde el principio. Es la primera vez que le encuentro un repertorio del siglo XVII, pero su voz tiene la particularidad increíble de una sonoridad redonda y muy dulce, con un color absolutamente extraordinario".
Fabio Biondi celebra regresar a Oviedo, pues aprecia tocar ante un público instruido y con criterio: "Es un público que conoce la música y sabe absolutamente lo que quiere, tengo un recuerdo fantástico de Oviedo". Algo que valora especialmente en un momento en el que aprecia "una decadencia" en la música clásica, aquejada de una superficialidad que afecta a programadores e intérpretes. "La falta de modestia y de respeto hacia la música, que es mucho más grande que nosotros, es un fenómeno muy grave", concluye.
