"Recordad, todos somos iguales. Que viva la música, que viva el cine". Así puso punto final el actor Félix Corcuera a la primera sesión de "Musicando cine" ayer por la mañana en el teatro Filarmónica. Y eso repetían al salir los niños del colegio Loyola, que fueron de los primeros en disfrutar un espectáculo que podrán ver hasta mañana un total de 2.800 niños de 34 colegios ovetenses. Iker Nieto, de cuarto de Primaria, explicaba a la salida del coliseo ovetense que había sido "muy interesante" y que le había encantado "la última canción".

La actividad, que es epílogo de la Semana del Audiovisual Contemporáneo de Oviedo (SACO), tenía dos objetivos. Por un lado, como explicó el maestro Rubén Díez, que dirige a Oviedo Filarmonía en este proyecto, "se busca hacer conocedores a los niños de que la música es un elemento importantísimo en el cine". Por otro, subrayado por Pablo de María, responsable de SACO, "uno de los principales objetivos de SACO es crear nuevos públicos para el cine".

Una mezcla de música, cine y teatro, "en definitiva, cultura", para que los más pequeños vayan tomando conciencia de lo que es cada una de estas artes. El primer año que SACO programó actividades para los más pequeños fue en 2015 y participaron 900 alumnos de distintos colegios; este año, el quinto de la muestra cinematográfica ovetense, lo han hecho más de 13.000, cifras de las que se enorgullecen los organizadores.

La actividad, diseñada por Javier Irigoien, incluye una selección de bandas sonoras del compositor español Fernando Velázquez: "Un monstruo viene a verme", "Lo imposible" o "Zipi y Zape". El programa incluye también una composición creada para el espectáculo, además del tema principal de "Los siete magníficos", de Elmer Bernstein.

"La música es un potente elemento didáctico", apuntó Díez tras la primera función, "nos podemos olvidar de cualquier cosa, pero de la música y de las melodías no nos olvidamos nunca", subrayó. Ayer los niños se llevaron unas notas en la memoria.