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Un colegio para todos

San Pedro de los Arcos, con niños de dieciocho países diferentes, es un ejemplo de integración en la Semana contra el racismo

Varios niños en uno de los pasillos del colegio San Pedro de los Arcos. F. R.

El jueves pasado se celebró en todo el planeta el Día Internacional contra la Discriminación Racial, una efeméride que no tiene mucho sentido en el colegio ovetense de San Pedro de los Arcos. Más que nada porque allí el respeto por los demás es una asignatura obligatoria que todos los alumnos aprueban con sobresaliente. No en vano, alrededor del setenta por ciento de los niños que acuden cada día a las clases son de otras nacionalidades. En el patio del recreo hay representados hasta 18 países diferentes, hay pequeños de todos los colores y el lenguaje universal es el de la integración. "Este es un cole de todos y para todos. Ese es nuestro lema", explica Féli Álvarez, la directora de un centro que actualmente cuenta con 193 matrículas.

El colegio San Pedro de los Arcos es un centro público rodeado de concertados que eligen para sus hijos muchos inmigrantes que residen en la zona de Ciudad Naranco. "En esta zona hay mucha gente que viene de otros países porque no hay mucha vivienda nueva y hay bastantes pisos de alquiler a precios asequibles. Tenemos niños de Senegal, Marruecos, Costa de Marfil, Argelia... De países que van desde la A a la Z. Hace tres semanas todavía nos llegó una cubana y tres alumnos de Venezuela, un país que ahora lo está pasando mal", señala Álvarez, que además de ser la directora, también ejerce de asesora para muchas familias. "Algunos padres no hablan nada de español, algo que es un problema a la hora de hacer algunos trámites. Pero nos arreglamos. El otro día vino una señora para cubrir una beca de comedor y como no nos entendíamos salí a buscar a otra mujer al patio de su misma nacionalidad y entre las tres lo hicimos. También hay gente que nos pide que los ayudemos con los papeles para arreglar el alquiler o para cualquier otra cosa personal porque buscan apoyo en nosotros", añade Álvarez.

No sólo son los padres los que tienen dificultades con el idioma, muchos de los alumnos llegan al centro sin saber ni "papa" de castellano. El centro cuenta con especialistas en inmersión lingüística que ayudan a los niños dos horas a la semana, pero sólo a partir de los ocho años. Los que llegan con tres, por ejemplo, aprenden gracias a la interconexión con los profesores y compañeros. "Lo que hacemos es armarnos de cariño y sustituir el idioma por gestos e imágenes hasta que aprendan", explica la profesora Rosa Andreu.

En el colegio también conviven varias religiones. "Tenemos musulmanes, evangelistas, judíos ortodoxos, testigos de Jehová... Menos chinos tenemos de todo. Pero la religión tampoco es problema, les pasa como con la procedencia, nadie tiene sentido de pertenencia a ninguna nacionalidad", dice Álvarez. Eliakam Álvarez, que es un niño español, lo resume con una frase: "Jugando al fútbol en el recreo todos somos iguales", asegura.

Frank Hernández lleva dos semanas en el colegio elaborando un estudio para su máster de investigación en Educación Primaria y puede dar fe de que la integración es un hecho en San Pedro de los Arcos. "La literatura científica dice que cuando hay un grupo mayoritario las minorías están segregadas, pero aquí, al haber tantas nacionalidades, no se ven diferencias de género ni de razas, todos están juntos", señala. El colegio colabora con varias ONG para que todos los niños puedan tener actividades extraescolares o irse de excursión con sus compañeros. "Todos tienen que ser iguales en todos los sentidos, eso que quede claro", subraya la directora.

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