Juan Carlos Aparicio, doctor en Historia del Arte, habló ayer de lo "habilidoso y meticuloso" que es el artista Francisco Fresno con su obra. De hecho así, "Francisco Fresno. Homo hábilis", se titulaba la conferencia que pronunció, con Fresno presente, en la sede del Colegio de Arquitectos, donde se puede ver una retrospectiva del artista. Aparicio también explicó que Fresno "reflexiona mucho sobre su obra y lo hace de un modo muy certero". Para ejemplificar leyó alguno de los textos que el artista ha escrito para algunos catálogos de sus exposiciones. En uno de esos textos Fresno escribe: "Lo paisajístico no es algo que vea desde fuera sino como habitáculo en el que se va acomodando la memoria". Y en otro apunta: "Al artista, como al cerdo, lo cura la sociedad colgándolo del tiempo".

Aparicio hizo un repaso de la producción artística de Fresno desde sus inicios en los años setenta: "Como muchos, comenzó como plenairista, pintando paisajes". Los paisajes le han acompañado durante toda su vida. En la década de los ochenta del pasado siglo Fresno experimenta con el collage y la pintura, "con el azar y el hacer", en palabras de Aparicio. De esa experimentación con la pintura Fresno pasa a la experimentación con los volúmenes y con el arte público. "Un artista que no tiene límites en cuanto a los materiales, la técnica o la experimentación", dijo Aparicio, que explicó que en los noventa ya comienza la preocupación de Fresno por el arte público. Es la década en la que el artista tuvo más presencia expositiva tanto en espacios públicos como privados.

Ese arte público, con piezas en parques, caminos y parcelas privadas, tiene una importante relación con la arquitectura. Fresno maneja los volúmenes, las escalas y la luz de una manera muy cercana a la arquitectura. Algo que se puede contemplar en la muestra del Colegio de Arquitectos hasta el jueves en la sede colegial, en la calle Marqués de Gastañaga, 3.