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Cuerpos que ocupan espacios

Las fotografías de Marcos Morilla y las esculturas de David Martínez Suárez se unen en la galería de Pablo de Lillo

Marcos Morilla y David Martínez, con una foto del primero y una escultura del segundo. LUISMA MURIAS

La precisión pictórica de Marcos Morilla al captar con su cámara fotográfica de fuelle la realidad que tiene ante su objetivo le lleva a convertir un paisaje industrial en un gélido invierno montañoso. El detalle, el color y la profundidad de la imagen logran ese efecto que está más allá de la fotografía y que es el de modificar la realidad. Se puede comprobar en las nueve obras de gran formato que el fotógrafo expone en el espacio de Pablo de Lillo (General Zuvillaga, 12. Horario de mañana y tarde) hasta el próximo 10 de mayo.

Fotografías de espacios industriales que dialogan con las nueve esculturas y dos dibujos de David Martínez Suárez en la exposición conjunta "Todo lo que es cuerpo". Lo que Morilla refleja en sus fotografías bien podrían ser los espacios que habitan las piezas de Martínez Suárez.

En el origen de esas esculturas y dibujos está el lenguaje de signos que Rudolf von Laban desarrollo en el primer tercio del siglo XX para crear coreografías. Piezas que dejan espacios, que se mueven, que ocupan el aire y que se mueven en él. Un estudio sobre el movimiento, sobre el cuerpo, que es todo, que se actualiza, se contextualiza con elementos como una lata de bebida energética o una navaja de mariposa. Esto respecto a las piezas metálicas. En la exposición hay otras creaciones más orgánicas de David Martínez. Elementos más naturales que recuerdan lo mismo que las fotos de Morilla, paisajes montañosos, boscosos. Son esas creaciones de resina, hechas a partir de un molde de escayola, en las que el cuerpo ya no es humano sino vegetal, aunque no esté, es pintura que parece haber quedado petrificada en una piedra de ámbar.

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