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A la selva de la plaza de toros de Oviedo se suma el abandono del parque: "Mete miedo"

Los residentes alertan de que los conductores "atajan por las vías peatonales y los jardines" | Canteli reclama "soluciones urgentes" para el barrio

Dos grandes baches en medio de la calzada junto a la plaza. M. LÓPEZ

Dar un paseo por los alrededores de la plaza de toros de Oviedo puede ser un deporte de riesgo y no solo por los cascotes que, de vez en cuando, se desprenden de la fachada del coso. Cuentan los vecinos que es común encontrarse coches circulando por la calle peatonal Juan Belmonte -entre la plaza y el antiguo Hospital General- e invadiendo espacios ajardinados con la única meta de atajar. Los residentes ven en esta situación una prueba más del "total abandono", no ya de lo que fue un símbolo de la ciudad, sino de todo un barrio. LA NUEVA ESPAÑA publicó ayer las imágenes que reflejan la selva en que se ha convertido el coso, clausurado en 2008 por motivos de seguridad. Hace un año, el Alcalde, Wenceslao López, anunció que retomaba su recuperación, pero todo sigue igual que entonces.

La dejadez excede los límites de la plaza y los vecinos reclaman para el parque anexo bolardos para disuadir a los coches y furgonetas que lo invaden y bancos para que los jubilados que salen a pasear puedan sentarse al sol. Entre las fuerzas políticas de la ciudad, Alfredo Canteli reclama "soluciones urgentes" para el barrio y avanza su voluntad de que, si gobierna, la plaza de toros sirva "para celebrar espectáculos". También en la oposición, Cs, por boca de su portavoz, Luis Pacho, advierte de que la ciudad "no puede perder un edificio tan emblemático". En el gobierno, mientras el PSOE y Somos guardan silencio, IU, a través de Cristina Pontón, calificó de "prioridad" la recuperación de la zona y pidió al Principado que tramite un plan especial urgente para el lugar.

Mientras la maraña política se enreda, en el barrio, los mayores se quejan de la retirada de bancos de las calles y del parque que rodea la plaza de toros. Lamentan que la administración local solo los haya dejado en las zonas cercanas a la Unidad de Toxicomanía, la única del viejo HUCA todavía activa. "Les da miedo pasar por la zona", justifica un vecino, Roberto González.

La principal queja, no obstante, es la libertad con la que vehículos de todo tipo circulan por un parque pensado para transitar a pie. "El bolardo que había lo arrolló el camión de la basura y lo enterró", señala el mismo vecino, quien asegura ver "día sí y día también" a coches, camiones y ciclomotores circulando por el parque "poniendo en peligro a madres y niños".

Las protestas van más allá. Dicen que la dejadez de la administración es palpable en todos los rincones. "Cambiaron la fuente por una nueva, pero nunca saliló agua y los baches y destrozos son una constante", lamenta.

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