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El patrimonio místico del Museo de la Iglesia

El sagrario que Santa Teresa llevó consigo en todos sus viajes para fundar conventos forma parte de la colección de la galería

Díptico gótico de marfil dañado en la voladura de 1934. FERNANDO RODRÍGUEZ

Santa Teresa de Jesús viajaba en un carromato sin apenas equipaje para difundir la fe y fundar conventos como los de la orden de Carmelitas Descalzos en el siglo XVI. Llevaba lo básico para subsistir. Sin embargo, siempre cargaba con una caja de tamaño mediano hecha de piel curtida, madera y hierro. Era un sagrario que diseñó ella misma para guardar el pan consagrado y el vino de la Eucaristía. Una vez que lo ponía sobre un altar o un espacio reservado al culto, daba por formalizada la fundación del convento. Cinco siglos después, el sagrario está expuesto en una vitrina del Museo de la Iglesia, dentro de la Catedral. El objeto forma parte del extenso catálogo de la galería y es uno de los preferidos del deán, que destaca "su alto valor espiritual", más que material. Para Benito Gallego, el museo guarda varios ejemplos de este tipo de patrimonio místico.

La lista incluye dos dípticos que estuvieron guardados en la Cámara Santa hasta la inauguración del Museo de la Iglesia -en el claustro alto de la Catedral- el 25 de junio de 1990. "Los trasladamos porque no son reliquias propiamente dichas. Son objetos que sirven de catequesis y de enseñanza", explica el deán tras el cristal que los protege. El primero es un díptico románico del siglo XII en el que las huellas de las bombas de la Revolución de 1934 son evidentes. Al Cristo crucificado de la tabla izquierda le falta un brazo y al San Salvador de la tabla derecha le falta del rostro. Los trozos nunca se encontraron entre los escombros.

La inscripción tallada en el marco de plata permanece intacta: "En el nombre de nuestro señor Jesucristo, el Obispo Gonzalo mandó hacernos. Estas son las reliquias que aquí se encuentran de la Cruz, del Señor, de Santa María la Virgen, de San Juan Apóstol y Evangelista, de San Lucas Evangelista, de San Marcos Evangelista, de San Mateo Evangelista. Del pan de Nuestro Señor y del sepulcro del Señor".

El segundo díptico es de estilo gótico, reducidas dimensiones y hecho enteramente de marfil. Las figuras talladas muestran al espectador diversas escenas religiosas: Domingo de Ramos, lavatorio de los pies de Jesús, la Última Cena, la oración de Jesús en el huerto antes de ser apresado, el beso de Judas o la lanzada a Jesucristo. "Es como un libro abierto, con unas figuras de perfección y realismo inusitados teniendo en cuenta sus reducidas dimensiones", explica Gallego.

El embajador de Rusia en España, Yuri Korchagin, visitó el Museo de la Iglesia hace ahora tres años atraído por otros objetos espirituales de la colección ovetense, una serie de iconos rusos que el gobierno de aquel país donó a lo largo de varios años a dos de los directores del Museo de la Iglesia, Ramón Platero y Agustín Hevia Ballina. Al llegar ante la vitrina, el embajador pidió que le dejasen a solas para meditar.

Una talla de madera del siglo XVII de Santa Teresa es una de las últimas adquisiciones del museo. Fue encontrada dentro de una cuadra quemada y en muy mal estado. Ya restaurada, completa el catálogo místico.

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