Quince años después de su construcción y tras varios anuncios incumplidos para su entrada en funcionamiento, la puesta en servicio de los nuevos depósitos de agua del Cristo está pendiente ahora de una inversión de 36.000 euros. Ese es el presupuesto estimado por la Confederación Hidrográfica del Cantábrico (CHC) para contratar a una empresa que subsane la fuga de agua detectada en la traída y que, de momento, es el último escollo que impide a Oviedo estrenar de una vez por todas unos tanques que han sufrido todo tipo de peripecias técnicas, administrativas y políticas en estos tres últimos lustros.
Los depósitos tienen una capacidad de 75 millones de litros de agua y están destinados a sustituir a los antiguos recipientes, ubicados en una parcela contigua y que sólo pueden contener 50 millones de litros. Según fuentes conocedoras del proyecto, la Confederación ha abierto ya el proceso de licitación y espera adjudicar esta primavera la ejecución de los trabajos para subsanar la fuga.
Los problemas con los nuevos depósitos de agua del Cristo comenzaron ya en 2004, cuando el Ayuntamiento rechazó recepcionar las obras realizadas por la Confederación debido a que, a su juicio, no estaban bien hechas. Faltaba, por ejemplo, la red para suministrar agua a los depósitos y había serios problemas con la estabilidad del suelo.
Todos estos obstáculos y varias disputas entre el Consistorio, entonces gobernado por el PP, y la Confederación sobre quién debía subsanar los errores, mantuvo cerrados a cal y canto los depósitos durante casi diez años, sin que se hiciera nada para lograr su entrada en funcionamiento.
El acuerdo entre las partes se logró en 2014 y permitió poner en marcha, con un coste de 258.000 euros, para la construcción de la red que conectase los antiguos depósitos con los nuevos. Oviedo cuenta con una red de distribución de más de 800 kilómetros generales y 50 depósitos, que tienen capacidad para 92 millones de litros de agua al día. La ciudad consume una media de unos 64 millones de litros de agua cada día.
