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FRANCISCO JOSÉ FERNÁNDEZ DE LA CIGOÑA | Escritor y periodista especialista en religión

"Al Papa Francisco le encanta montar espectáculos, lo del anillo fue grotesco"

"Lo único que ha hecho la Iglesia con la pederastia es acordar preservar a los niños en el Estado Vaticano, donde no hay niños"

Francisco José Fernández de la Cigoña. LNE

Francisco José Fernández de la Cigoña es uno de los pensadores y divulgadores más influyentes en cuestiones eclesiásticas. Mañana, a las cinco de la tarde, estará en la Fundación Gustavo Bueno para hablar de "Franco y el nacionalcatolicismo".

- Es usted muy crítico con el Papa Francisco.

-No soy crítico, soy descriptivo, cuento lo que veo. La religión no son las ocurrencias de un Papa. No puede venir cada Papa y decir que ahora hay que vestir de verde y luego de rosa.

- ¿Y qué ha visto en la audiencia del Papa en Loreto cuando retiraba la mano para que no le besasen el anillo?

-Al Papa Francisco le encanta llamar la atención y lo hace unas veces conscientemente y otras porque se lo pide el cuerpo. Unos días se deja besar el anillo por todo el mundo y en Loreto le dio un repelús y dio un espectáculo grotesco. De todos modos, es una anécdota irrelevante.

- Hoy veremos la segunda entrevista que el Papa Francisco concede a un medio español, a Jordi Évole.

-Es que recibe a los que son más contrarios a la Iglesia, como Jordi Évole. Parece que le encantan esas cosas, es sorprendente. No entiendo que no pueda ver a Trump, que tiene muchos defectos, pero parece que le gustan Evo Morales y Maduro. Es un poco raro que no se relacione con Trump, Salvini y Macri. No digo que deba hacerlo con unos o con otros, pero sí con todos por igual o con ninguno.

- ¿Dice que no es crítico?

-No. Si hay un político o un sindicalista en Asturias, como ya les ha ocurrido, que se queda con dinero, no lo estoy criticando, lo estoy describiendo.

- Una de las mayores crisis a las que se enfrenta la Iglesia es la pederastia.

-Es una cosa asquerosa, ya sea en la Iglesia o en un equipo de baloncesto. Todo lo que se le haga a un niño es impresentable, pero en la Iglesia todavía mucho más. Su doctrina, que te cuentan todos los días, es que no lo puedes hacer. Es absolutamente asqueroso y repugnante.

- ¿La Iglesia lo está gestionando bien?

-Se está gestionando fatal. Hubo una reunión de los presidentes de todas las conferencias episcopales del mundo y lo único que acordaron de motu "improprio" fue preservar a los niños en el Estado Vaticano. Pero si en el Vaticano no hay niños. Es como si vas a un convento de las Clarisas, que son de clausura, a dar normas sobre el uso del preservativo, cuando no hay hombres.

- Mañana hablará de Franco, ¿qué opina de su exhumación?

-En principio se debe respetar a los muertos. Han pintarrajeado las tumbas de la Pasionaria y de Pablo Iglesias y es impresentable. Franco enterrado ahí, Felipe II en El Escorial y el general O'Donnell en Santa Bárbara de las Salesas de Madrid. Es una locura pensar que desenterrar a Franco pueda dar votos. La mayoría de los votantes no tienen ni puñetera idea de quién es Franco. Es como López Obrador diciendo que debemos pedir perdón a América. Mis antepasados no estuvieron nunca en América. Entonces, a nosotros nos deberían pedir perdón los franceses o los romanos por habernos invadido.

- También hablará de nacionalcatolicismo.

-El de Franco fue un régimen absolutamente nacionalcatólico, pero España lo es desde Recaredo. Están la Santina y Covadonga, el arte ramirense, la catedral de Oviedo y el rey Alfonso II, el primer peregrino a Santiago.

- ¿Y lo sigue siendo?

-Sí. La "x" en la declaración de la renta es nacionalcatolicismo. Todas las fiestas de España son religiosas, Navidad, Reyes, Viernes Santo, el 1 de noviembre...

- ¿Y cómo era ese nacionalcatolicismo de Franco?

-Fue un régimen curiosísimo, porque duró 39 años sin nada detrás, lo único que había era Franco. Fue una mezcla de astucia gallega y suerte. Lo lógico es que cayese como Alemania e Italia, pero le vino a salvar la guerra fría y firmó el concordato con la Santa Sede, acuerdos con Estados Unidos y regresaron los embajadores. Fue un régimen muy peculiar.

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