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El Calatrava abre por una entrada de emergencias y solo para la hamburguesería

La gerencia cierra el acceso principal del edificio, baños y escaleras mecánicas e impide abrir a Telepizza

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Primer día tras el cierre del Calatrava

Una puerta de emergencia en un lateral del centro comercial del Calatrava, en la calle Eduardo Herrera, "Herrerita", es el único acceso al local que sigue en activo en solitario dentro del inmueble, una hamburguesería de la cadena Burger King. La nueva propietaria del espacio comercial, la empresa Estabona, clausuró ayer la entrada principal del edificio y todas las accesorias a excepción de una pequeña puerta por la que hasta ahora se sacaba la basura y que, denuncia la hamburguesería, no había estado disponible antes al público. Desde allí, un pasillo con evidentes desperfectos en el techo conduce hasta la parte trasera del local de comida rápida, rodeado de macetas colocadas en fila a modo de trinchera para indicar que esos son los límites. Los vigilantes de seguridad reprendieron ayer a quienes intentaban pasar fuera de ellos e impidieron al responsable de Telepizza, justo al lado de Burger King, levantar la persiana.

"Lo han hecho para que no tengamos clientes y nos vayamos. Nos están echando un pulso. Para entendernos, nos están puteando, pero no van a conseguir nada porque tenemos la ley de nuestro lado". Al dueño de la hamburguesería, Luis Antuña Caso de los Cobos, le ampara un dictamen del Juzgado de primera instancia número 5 de Oviedo que, como medida cautelar, obliga a la nueva gerencia del centro a mantenerlo abierto hasta que los tribunales se pronuncien definitivamente sobre la legalidad de desalojar a Burger King.

La medida no es extensiva a Telepizza, que se decidió ayer a emprender acciones legales al ver que no podía abrir el local al público. Su franquiciado, Andrés García, denunció ayer a los responsables del centro comercial en la Comisaría de Policía Nacional por "coacciones e incumplimiento de contrato". En su día firmó un acuerdo de alquiler hasta 2024. Cuando Estabona le envió un burofax el 14 de febrero informándole del cierre del espacio comercial el 1 de abril y del nuevo rumbo de las instalaciones, afirma que solicitó una reunión y una indemnización que nunca obtuvieron respuesta. Mientras el resto de tiendas bajó la persiana escalonadamente, los dos locales de comida rápida se mantuvieron en sus trece.

El propietario, los gerentes y los trabajadores del local de Burger King no tenían ayer ni idea de que la entrada principal del Calatrava iba a estar cerrada y que iban a tener que usar una puerta de emergencia. "Nos avisaron a las nueve de la mañana cuando íbamos a descargar comida. No creo que esto cumpla la normativa vigente", explicó minutos antes de abrir el establecimiento Adrián Cueva, uno de los responsables de la hamburguesería. Hasta su jefe y propietario tiene dudas de que el acceso permita una evacuación en caso de emergencia: "Por esta calle no puede entrar una ambulancia ni un camión de bomberos". Un cuarto de basuras inunda de mal olor el pasillo que conduce a Burger King y unos plásticos tapan buena parte del techo. Hace dos años hubo allí filtraciones durante la celebración de un bautismo de Testigos de Jehová. El colectivo organizó en la planta superior un congreso nacional e instaló una piscina para los bautizos de los nuevos testigos. Algo falló porque el agua llegó al piso de abajo.

Los baños del centro comercial están cerrados desde ayer, al igual que las escaleras y los ascensores que lo comunican con el parking subterráneo. Tampoco hay mantenimiento de limpieza ni climatización. Los clientes que dejen el coche en el estacionamiento y quieran comer una hamburguesa dentro del edificio tienen que salir al exterior y dirigirse a la puerta de emergencia de la calle "Herrerita" para volver a entrar. Unos carteles informan del nuevo acceso. El responsable de Telepizza, su abogado, Miguel Valdés, y los empleados siguieron ayer las indicaciones a eso de las 12.30 horas para intentar abrir su local. Sin embargo, un vigilante de seguridad se lo impidió invitándoles a entrar en el vecino Burger King o a abandonar el edificio. Curiosamente, los trabajadores del establecimiento de pizzas habían colocado un cartel el 31 de marzo en el escaparate: "Seguiremos abiertos a partir del 1 de abril en nuestro horario habitual". Todos se fueron tras intentar sin éxito reunirse con la gerente del centro comercial, Paloma Hernández, pese a que el letrado de Telepizza aseguró que estaban haciendo "un uso legítimo de su contrato de alquiler".

Miembros de la Asociación de Vecinos del Cristo, Buenavista y Montecerrao acudieron al Calatrava a apoyar a los empresarios y trabajadores de los locales de comida rápida y abogaron por participar activamente en la búsqueda de una solución para el barrio, muy mermado social y económicamente por el cierre del antiguo Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) y ahora por el espacio comercial Calatrava. "Esto es una morgue comercial", dijo el presidente vecinal, Ramón del Fresno. La empresa Estabona hará una remodelación integral del centro comercial para instalar cines, gimnasio, un restaurante de 1.300 metros cuadrados o un gastromercado, entre otros atractivos, con el objetivo de reinaugurar el complejo entre finales de 2021 y principios de 2022.

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