Dos agentes del cuerpo Nacional de Policía tuvieron que ser atendidos ayer en el hospital tras sufrir una intoxicación leve después de intentar apagar un incendio que se produjo en la cocina de un séptimo piso del número 38 de la calle Facetos, en la zona de La Ería. Los policías fueron los únicos que sufrieron daños personales a consecuencia de un fuego que obligó a desalojar a más de medio centenar de vecinos de un edificio que tiene ocho plantas. Los afectados fueron los primeros en llegar al lugar de los hechos y estuvieron intentando apagar las llamas hasta que llegaron los bomberos y el resto de efectivos de un dispositivo de emergencia que llegó a congregar en la zona a dos ambulancias medicalizadas, dos camiones de bomberos, tres coches de la Policía Nacional, un furgón, dos patrullas de la municipal, varias motos y un montón de efectivos de ambos cuerpos.

Los hechos ocurrieron alrededor de las tres y media de la tarde en la cocina de un séptimo piso del inmueble, concretamente en la letra F. Según explicó la propietaria de la vivienda poco después de lo ocurrido, terminó de hacer la comida y dejó la sartén sobre la vitrocerámica. Cuando estaba en otra de las habitaciones de la casa comenzó a oler a humo y al volver a la cocina se encontró con que las llamas ya estaban devorando la campana extractora. "Ya no se podía controlar. Lo que hice fue salir cuanto antes de la casa y avisar a los vecinos. En ese momento estaba sola en casa y me puse muy nerviosa", afirmaba la joven, acompañada de sus padres.

La voz de alarma fue corriendo piso por piso y todos los habitantes del edificio salieron con urgencia del inmueble. Los únicos que no pudieron hacerlo fueron los del ático porque el humo les impedía salir de la vivienda, pero pudieron refugiarse en la terraza y evitar así cualquier tipo de intoxicación. Alrededor de las cuatro y media de la tarde los bomberos ya habían terminado en la vivienda y estaban realizando las labores de extracción de humos en el portal. Los vecinos pudieron regresar a sus casas poco después. "Menos mal que esto no ocurrió por la noche", decía Carmen Fernández, una vecina del cuarto.