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Botas para andar en familia | Por tierras de Parres

Paisajes de altura

El ascenso al Pico Moro bordea bosques y senderos de montaña que discurren entre niebla y vegetación frondosa

Un tramo de la ruta. A. A.

El ascenso al Pico Moro, en Parres, comienza en la parroquia de Bode, a la que se accede desde Arriondas por una carretera encajonada al lado de la vía del tren y el Sella. Si bien el cartel de inicio de la ruta recomienda hacerla en sentido Este, nosotros recomendamos hacerla en el sentido contrario, ya que la subida al pico Moro es más corta, y sobre todo mucho más bonita que la recomendada por el panel.

Conviene hacer la ruta por la mañana. Las cuencas de los ríos Sella y Piloña suelen estar cubiertas de niebla baja muchos días al año, lo que proporciona un encanto especial a la primera parte de la ruta, así como unas vistas de impresión al salir del bosque.

El recorrido se inicia en el pueblo de Bode donde se coge la carretera que se dirige hacia Arriondas. Es necesario descender ligeramente hasta llegar a arroyo de Bode, donde sale una pista a la derecha que va la Valleya.

La pista hormigonada asciende, introduciéndose en un bosque de ensueño. El desnivel en algunos tramos es fuerte, pero se sube sin ninguna dificultad

La ascensión prosigue por un bosque con arboles que se encuentran totalmente cubiertos por musgos y líquenes, y que junto con la niebla transportan a un país de cuento de hadas, esperando ver a los duendes salir en cualquier momento.

Pronto sale al paso un desvío. Hay que seguir por la derecha, ya que el que va de frente lleva a Valleyu. El camino tiene una fuerte pendiente al principio. Luego disminuye hasta llegar a un nuevo cruce. En ese punto el sendero gira a la izquierda y se mete por el bosque.

La niebla lo envuelve todo y le da un toque especial. El camino continua la ascensión dando un par de revueltas, en una zona de prado se gira 180 grados y se comienza a subir hacia los restos de una cabaña semiderruida y a los pocos metros a una pista más ancha. Aquí se continua hacia la izquierda, ahora entre un hermoso pinar, llegando poco después a otro de los cruces.

En ese punto ya se tienen vistas, entre los pinos hacia el valle. La pista va a media ladera rodeando todo el monte. Pronto aparece la primera de las señales que indican hacia el Pico Moro. La pista es prácticamente llana y al poco tiempo sale del pinar. A escasos metros da un giro de 180 grados.

Si persiste la niebla se ven los islotes que emergen de un mar que parece hecho de algodones. Desde la pista se empieza a ver ya la cumbre del Pico Moro, y la cresta por la que hay que ir para llegar hasta él.

Pero todavía falta para alcanzar la meta. Hay que seguir rodeando pistas. Nuevamente el camino se mete en el pinar inundado de acacias negras, un árbol originario da Australia, que si bien es invasor, tiene madera de muy buena calidad. Al siguiente cruce se abandona la pista para proseguir por la de la izquierda, que asciende hacia un pequeño collado, desde el que se obtiene una bonita vista de Arriondas y todo su entorno.

Poco después se llega al valle donde se asienta el Caserío de la Cruz. En este punto hay que tomar el sendero, que sale a la derecha y que se dirige hacia la cresta. Una vez en ella ya no queda más que seguir el sendero hasta el Pico Moro. El cresteo transcurre, sin ningún tipo de dificultad, por la linde de los municipios de Parres y Ribasella. En el pico destaca una enorme cruz bien visible desde el inicio del camino, hecha con guardarraíles, Hay un buzón, y un par de placas y un belén. Las vistas son espectaculares pese a ser una cima de altura modesta.

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