"Cristo resucitó, aleluya, aleluya", cantaba el coro de la "Schola Cantorum" al inicio de la misa pontifical, presidida por el arzobispo, Jesús Sanz Montes, que ayer al mediodía llenó de fieles la catedral de Oviedo. No cabía uno más. Fue una ceremonia difícil de olvidar para todos los asistentes. "Recordemos, llenos de gozo, la resurrección de Jesús", comenzó diciendo el Arzobispo.

Solemnidad, indulgencia plenaria para todos los asistentes que se confesaron, se arrepintieron de sus pecados y comulgaron; y un recuerdo y una oración muy especial para los cientos de hermanos cristianos que murieron ayer en los atentados de Sri Lanka durante la misa de Pascua.

Pero no solo se refirió a estos atentados, también lo hizo sobre "el resurgir del terrorismo en Irlanda del Norte, la corrupción en las tiranías latinoamericanas disfrazadas de populismo, y las mentiras y falsas promesas en las campañas electorales".

El Arzobispo tuvo un recuerdo emocionado para todos ellos. "Hay algo que no ha salido como se esperaba", añadió Jesús Sanz al referirse a estas situaciones y atentados que se produjeron el día de la Resurrección del Señor.

Pero antes, el Arzobispo hizo un saludo pascual a los representantes de las seis cofradías procesionales de Semana Santa, "a cara descubierta, con un semblante de alegría, propia de un día de Pascua".

A todos ellos agradeció su trabajo, "el testimonio cristiano y el compromiso social que mantenéis con nuestros hermanos los pobres".