La niña de dos años y medio que se precipitó desde un tercer piso de un edificio del barrio de Vallobín el pasado 27 de marzo ya está en casa. La pequeña recibió el altal el pasado martes y ahora asiste de manera periódica a sesiones de rehabilitación para tratar de recuperarse de las secuelas que le provocó el impacto en un ojo, una pierna y un brazo. La madre de la menor, embarazada de siete meses, también se encuentra en el domicilio ubicado en el número 11 de la calle Cambó tras tener que ser ingresada por el impacto que le causó el suceso.

Según indicaron fuentes cercanas a la familia, la niña consiguió recuperarse completamente del traumatismo craneoencefálico provocado por una caída que tuvo su origen en un resbalón cuando iba a asomarse a la ventana que la progenitora abrió previamente para tratar de ventilar un poco la casa.

Además del golpe en la cabeza, la pequeña sufrió varias roturas por todo el cuerpo, hasta el punto de que tuvo que ser intervenida de urgencia en una cadera. La familia se muestra ahora mucho más optimista que en los días posteriores al accidente, cuando se llegó a temer por la vida de la menor debido a la gravedad de los golpes.

El entorno de la pequeña ahora pide tranquilidad para tratar de reponerse del susto y el disgusto derivado de un incidente que también llegó a poner en peligro el embarazo de una madre, destrozada por una caída que aunque hay pruebas de que fue fortuita generó un importante sentimiento de culpa en la mujer.

Un mes en el HUCA

Tasnim Zekri, como se llama la pequeña, es vista ya en el barrio como una niña milagro por su capacidad de recuperación después de un proceso de un mes y tres días de tratamientos en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA). La menor pelea ahora po salir poco a poco hacia adelante y recuperar casi todas sus facultades, después de sufrir importantes lesiones en muñecas, clavícula, fémur y en uno de los brazos.

La recuperación protagonizada tanto por Tasnim como por su madre es una gran noticia para una familia que ha permanecido en vilo durante varias semanas. El padre de la niña, Abderrahman Zekri, ha esta al pie del cañón con su esposa y su vástaga en todo momento. Todo ello con el valor añadido que supone que el resto de su familia está en Tánger, su ciudad de origen. El hombre no dudó en aparcar temporalmente su trabajo como autónomo colocando pladur para estar en todo momento al lado de las dos mujeres de su vida. Una dedicación vista como los allegados de la familia como un factor determinante para que la recuperación de ambas afectadas vaya por buen camino.