El médico José Manuel Suárez Fernández ha sido elegido Pontein del año 2018. Suárez es un pionero en los rescates medicalizados y durante los últimos 30 años ha participado en más de 2.000 intervenciones a bordo del helicóptero de los Bomberos de Asturias. Recientemente se ha jubilado de este servicio. El jurado ha valorado la excelentre trayectoria de este profesional nacido en San Claudio.

El galardón se entregará el próximo sábado 11 de mayo a las 18 horas en el local social de la Peña Ponteo, en San Claudio.

Suárez inició la carrera profesional que ahora culmina en el año 88 y lo hizo, como se hace casi todo lo importante en esta vida, por casualidad. Después de licenciarse en Medicina en la Universidad de Oviedo en el 82 y una vez completa la mili el facultativo se convierte en uno de los pioneros en lanzar un servicio de rescate en helicóptero que en Asturias se vio como necesario en el año 86, cuando un accidente en la zona de Los Lagos costó la vida a varios vecinos del País Vasco -entre ellos la madre de la presentadora televisiva Anne Igartiburu-.

"Por aquel entonces había un destacamento de la Cruz Roja que se encargaba de estas cosas pero era completamente precario, no contaban con personal sanitario y se veía que necesitaban ampliar el servicio", comienza su relato el rescatador. Era a mediados de los 80; Manolo Rodríguez capitaneaba esta agrupación de la Cruz Roja que se encargaba de los rescates. Y fue con él con quién empezó a volar José Manuel Suárez, "Pepe" como le conocen los amigos de la base de La Morgal con los que ha completado más de 2.000 rescates.

"Aprendimos todo poco a poco: a maniobrar con el helicóptero y a llevar la medicina a lugares más que complicados"

El servicio del helicóptero medicalizado de Asturias fue el primero en toda España. Aragón y Cataluña acabaron copiando a los pioneros del Principado años después. Aquellos primeros rescates no se parecían en nada en lo que a operativa y a medios se refiere a los que hay ahora.

Lo dice Suárez que de esto (y de la diferencia entre el antes y el ahora) habla con propiedad y con más de un cuarto de siglo de experiencia a sus espaldas. "Eran rescates muy ocasionales los que hacíamos. Aprendimos todo poco a poco: a maniobrar con el helicóptero y a llevar la medicina a lugares más que complicados. En aquellos años era muy necesario también que hiciéramos pequeñas demostraciones en pueblos de montaña para que la gente nos conociera, para que supiera que podía contar con nosotros. De aquella nos subíamos al helicóptero Chema González, Manolo y yo y trabajábamos fines de semana y durante los meses de verano", recuerda este doctor al que la jubilación aún va a tardar en pillar.