Controles policiales, despedidas sentidas y hasta grupos de entregados fans. Son algunos de los detalles y anécdotas de la última y una de las más cortas sesiones ordinarias del Ayuntamiento de Oviedo en este mandato.

Aunque se esperaba un Pleno muy tranquilo, el público y los medios de comunicación se encontraron con la primera sorpresa a la puerta de la casa consistorial. La Policía Local echó el alto a todos los ajenos a la Corporación local y les invitó a acreditarse. El motivo fue que el mando encargado del operativo, nuevo en estas lides, tomó la decisión por motivos de seguridad al desconocer lo que podía encontrarse. Los asistentes asumieron la situación con normalidad y en poco tiempo accedieron con su tarjeta municipal al salón de sesiones.

También hubo tiempo para las despedidas. Aunque eran muchos los ediles que acudían a su último Pleno ordinario, tan sólo el popular Fernando Fernández-Ladreda pidió la palabra. El concejal, cuyo buen talante es reconocido generalmente, agradeció a Agustín Iglesias Caunedo que le permitiera ser su número dos. Igualmente, agradeció su atención al resto de ediles y pidió perdón si en alguna ocasión les ofendió. "Tranquilo Fernando, que todavía puede haber plenos", le espetó el Alcalde, Wenceslao López, ante la posibilidad de convocar sesiones extraordinarias.

Por su parte, un grupo de simpatizantes de Somos ocupó los asientos delanteros del público con pancartas de agradecimiento por la gestión de sus concejales durante estos cuatro años y deseosos de que Ana Taboada se convierta en Alcaldesa.