"Celso Peyroux siempre ha sido sensible a la problemática rural, al éxodo que ha vivido el campo y a la realidad de sus paisanos teverganos". Así lo dijo ayer en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA Esther García, presidenta de la Asociación de Escritores Asturianos, que glosó la figura del autor, que ayer presentó "Días azules y romancero de Babia".

La obra, que hace la número 34 en la producción del escritor, colaborador de LA NUEVA ESPAÑA desde hace cincuenta años, rinde homenaje a las tierras leonesas de Babia, vecinas de su Teverga natal. "Celso cambió el García por Peyroux, el nombre del primer pueblo en el que vivió en Francia, un país que siempre está muy presente en su vida y que ha sido muy importante para él", añadió Esther García. Roberto González-Quevedo, filósofo, antropólogo y lingüista, recalcó que el nuevo libro, que ancla sus raíces en la poesía, tiene todos los condimentos de los libros de Peyroux y habla de lugares como el santuario de Carrasconte, entre las comarcas de Babia y Laciana, construido sobre tierras de ambos lados. Frente a la fachada norte del santuario está la "Piedra Furada", que sirvió de referencia a Alfonso X el Sabio en el año 1270 para definir los límites de Babia y Laciana, mediante el documento llamado "Carta Puebla". Tampoco faltan referencias a Antonio Machado, uno de los poetas de cabecera del escritor, que también es cronista oficial de Teverga. "Celso Peyroux me sorprende por el extenso conocimiento que tiene sobre Babia y los vestigios de la Guerra Civil que se encuentran en la zona. A veces pienso que es más babiano que tevergano. Su nuevo libro pone a Babia en el lugar privilegiado que se merece", señaló Basilio Barriada, alcalde de San Emiliano. "La poesía es la verdad de la vida", dijo Peyroux, que se mostró agradecido "a patriarcas y matriarcas". "Un pueblo que no respeta sus raíces está muerto", sentenció. El pianista Luis Pola y la recitadora Laura Cansinos actuaron en el acto.