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ÁNGELES GÓMEZ BORREGO | Geóloga, delegada institucional del Consejo SuperIor de investigaciones científicas en Asturias

"En un simple trozo de carbón se ven tantas cosas que parece mentira"

"Una visita al Instituto Nacional del Carbón con la Facultad cambió mi futuro; me plantearon otro tema de tesis y me vine para Oviedo"

Ángeles Gómez Borrego. FERNANDO RODRÍGUEZ

Ángeles Gómez Borrego, geóloga y delegada institucional del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en Asturias, nació en Madrid y se hizo ovetense por motivos profesionales. Su carrera investigadora la llevó al Instituto Nacional del Carbón (Incar), donde se quedó. En 2018 Ángeles Gómez sustituyó a Rosa Menéndez, actual presidenta del CSIC, como delegada de la institución en Asturias. A su cargo tiene una plantilla de 200 personas.

Hija única de una familia de raíces castellanas . "Soy hija única pero nunca he estado malcriada. Nací en Madrid y me crié allí. Mi madre es de Salamanca y mi padre de Segovia. Por parte materna son agricultores y por la paterna tengo maestros, como mi madre. Siempre se preocupó mucho de mis estudios. Con tres años ya iba al colegio. Cambié mucho de colegios algo que recomiendo, ahora que se tiende a todo lo contrario. Estudié música y fui al Conservatorio unos años. Era buena estudiante, aunque tampoco de las súper brillantes. Más me valía porque mi madre se enfadaba mucho si llevaba resultados pobres. También pasé muy buenos momentos en el conservatorio. Hice hasta quinto de solfeo y piano en el nivel elemental. No practicaba mucho y tampoco se me daba muy bien, pero la base me quedó. Los cursos adicionales de Coral, Armonía y demás me gustaron mucho. El bachiller lo hice en un colegio femenino y en COU, cuando ya fue obligatoria la enseñanza mixta, me cambié a otro centro y fue la primera vez que estuve con chicos en el aula. Fue un cambio importante".

El momento de elegir carrera. "No tenía demasiado claro qué carrera elegir, pero sí que sería de ciencias, aunque el arte me gustaba mucho. De hecho no pienso irme de este mundo sin estudiar Historia del Arte. Contemplé varias posibilidades, entre ellas Geología, Biología, Arquitectura y Medicina. Al final me decanté por la Geología. Me atraía la mineralogía. Estudié en la Complutense. Resulta que luego decidí otra especialidad y escogí Rocas Sedimentarias, algo que parece poco atractivo sobre el papel, pero esos procesos me gustaban. Me atraía el trabajo en el laboratorio. Siempre digo que soy geóloga de bata no de bota. Al campo salgo cuando es necesario".

La primera toma de contacto con Asturias. "En la Facultad una de las asignaturas que teníamos era Yacimientos Minerales. Organizamos una excursión de estudio y vinimos al Instituto Nacional del Carbón. Estuvimos en el laboratorio de Petrografía y el profesor Javier Prado nos animó a investigar esa línea. Mi profesor Salvador Ordóñez pensó que era una opción interesante para mí. Yo ya tenía la tesis elegida, pero Salvador Ordóñez habló con Javier Prado y empecé la tesis en Oviedo. Conseguí una beca del Ministerio. Me gustó la ciudad. Recuerdo los primeros paseos. Siempre me salía del perímetro urbano. Es curioso. Ahora no me muevo de cuatro calles y no me salgo nunca. Mi tesis versó sobre las relaciones entre petrografía y geoquímica, de pizarras bituminosas, que son las rocas madre de hidrocarburos. Me apetecía continuar la carrera investigadora. Me dieron la Marie Curie de la UE y estuve dos años en Aquisgrán. Fui muy feliz dos años en Alemania. El último año de beca volví a España, al Instituto Nacional del Carbón. Empecé a trabajar en los proyectos de combustión que lideraba Rosa Menéndez, la actual presidenta del CSIC".

Los secretos del carbón. "En un trozo de carbón se ven tantas cosas que parece mentira. Está formado por restos vegetales, así que se ven resinas y trozos de ramas, entre otras cosas. Tiene un origen totalmente vegetal, aunque si lo utilizamos si genera CO2. En esa etapa aplicamos técnicas petrográficas al proceso de combustión del carbón. En el 2000 giramos a tecnologías de captura de CO2. Conseguí siempre ligar un contrato con otro. Pensaba que si no podía investigar me iría a una empresa privada que tuviera que ver con hidrocarburos, pero no fue necesario. En el 2000 obtuve la plaza de científico titular y fue cuando me compré un piso en Oviedo. Hasta entonces no sabía bien donde iba a vivir".

Optimista ante el futuro del Incar. "El futuro del Instituto no está en peligro en absoluto. Los investigadores giramos nuestro trabajo en función de las necesidades. Ahora estudio las turberas como registro paleo climático. La turba es el carbón poco evolucionado. Tenemos buenos yacimientos en los Picos de Europa, en la Sierra de la Borbolla (Llanes); en Las Dueñas (Cudillero) y en La Molina (Salas). De ellos obtenemos un registro de la vegetación que había hace 10.000 años".

La aventura de divulgar la ciencia. "Divulgar es muy importante. Es una asignatura aún pendiente entre los científicos. Es necesario que la sociedad conozca el trabajo que hacemos. Así podremos obligar a los políticos a financiar la ciencia, que no es algo decorativo".

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