El hombre ha creado los mitos para conjurar sus miedos, combatir sus defectos y superar sus traumas. Así nacieron personajes como el trasgu, el coco, la bruja, la sirena o el hombre del saco. Pero la velocidad digital ha desvanecido esos mitos. El poeta Aurelio González Ovies y el artista Toño Velasco han salido en su ayuda para sacarlos de las tinieblas, o no, o dejarlos de nuevo allí después de darles un paseo por la ciudad. Ayer presentaron en Libroviedo su obra "Una mitología. Seres y mitos del Norte" (Ediciones Pintar Pintar). El volumen recoge veinticinco de esos personajes descritos de dos formas; por un lado, los versos de González Ovies y, por otro, las ilustraciones de Velasco. No son textos para los dibujos ni viceversa. En el proceso de creación cada uno de los autores fue por libre, sin conocer en la mayoría de las ocasiones lo que estaba haciendo el otro.

El libro, explica Ovies, "está enfocado a alumnos de Primaria", aunque matiza que "como todos los mitos no son únicamente para el mundo infantil, cada uno tiene su mensaje y son muy aleccionadores para los alumnos". El poeta ve los mitos, esos seres, como "algo que no debe desaparecer" porque "son memoria, tradición y folclore".

Llevando la palabra a su terreno, González Ovies defiende la poesía como arma para rescatar esos mitos. Al fin y al cabo puede que la poesía sea otro mito. El poeta cree que "la escuela necesita mitos y necesita poesía".

Por ahí va también la idea de Toño Velasco, que explica que el libro surgió de la necesidad de recuperar mitos que se están perdiendo. "Los mitos de los niños de ahora no tienen nada que ver con los de la tradición oral del Norte".

Durante el proceso de creación del libro, Toño Velasco tuvo la suerte de ir descubriendo personajes y comprobando que apenas había representación gráfica de alguno de ellos. "Se trataba de salvar al hombre del saco, al coco; ahora son ellos los que necesitan nuestra ayuda", asegura Velasco. Su ayuda ha consistido en dibujarlos sin apenas referencias. "No me inspiré en nada, no me quise inspirar en mucho y tampoco había mucho en lo que inspirarse", explica Velasco, que reconoce que en algunos casos "pude crear mi propia iconografía del personaje porque no había nada. Y eso es muy bonito", concluye.