"Llama la atención que en los países con abundantes recursos hídricos se da mayor valor al agua que en otros; en España resulta fundamental aclarar cuánto queremos pagar por este bien esencial, una cuestión que no es fácil de determinar". Así lo dijo ayer en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA Inmaculada Ortiz Uribe, catedrática de Ingeniería Química de la Universidad de Cantabria, que ofreció la conferencia "El valor de los residuos y el paradigma de la economía circular".
Ortiz Uribe, que fue presentada por Susana Fernández, decana de la Facultad de Química de la Universidad de Oviedo, cerró por este curso el ciclo de Promoción de la Cultura Científica y Tecnológica, organizado por la Real Academia de Ciencias Exactas y la Facultad de Química.
La catedrática explicó que la presencia de desaladoras va en aumento debido a la necesidad de utilizar el agua del mar, y que unido a ello aumentan residuos como las salmueras, difíciles de gestionar. Ortiz Uribe recalcó que la agricultura como actividad no genera aguas residuales en altas cantidades. "El problema se da sobre todo con la entrada de agua industrial, que va a las estaciones depuradoras, donde en lugar de verterlas se les hace un tratamiento y se las devuelve al ciclo de uso, con distintos fines".
En ese punto, la profesora advirtió que no todos los usos requieren la misma calidad de agua. "Lo ideal sería dar un tratamiento específico, según el destino del agua".
"Ahora preocupa la presencia de contaminantes emergentes o microcontaminantes, por ejemplo, derivados de fármacos, que las depuradoras no son capaces de eliminar. Una gran parte pasa al proceso metabólico", resaltó. De ahí que el uso de estas aguas residuales conlleva ciertos riesgos, por ejemplo, en la agricultura. Ortiz Uribe llamó la atención sobre la necesidad de implantar una economía más verde, centrada en la recuperación de recursos y materiales secundarios contenidos en los residuos industriales, un objetivo en el que trabaja España, al igual que el resto de los países europeos.
