"El ascenso al Damavand, en Irán, ha sido una experiencia magnífica que nos ha permitido entrar en contacto con la realidad del país". Así lo explicó ayer en el Club Prensa Asturiana la alpinista Rosa Fernández, impulsora a través del club Una a Una, de una expedición solidaria en clave femenina con esquís incluidos al volcán más alto de Asia.

El Damavand, de 5.610 metros de altitud, está situado al norte de Irán, en la cordillera de Alborz, que se extiende desde los límites de Armenia hasta los límites de Turkmenistán y Afganistán.

"El día que subimos salimos temprano, el viento amainó y pudimos llegar con los esquís sin demasiadas dificultades", relató Fernández. "Hay zonas en las que la nieve estaba dura y podíamos caminar muy bien", señaló.

"La montaña para esquiar es un lujo, con una nieve polvo maravillosa y fumarolas por dentro de la nieve en la parte alta, lo que obliga a ir con mucho cuidado", señaló.

Raquel Suárez Coto, médica de rescate del 112 Asturias y otra de las integrantes de la expedición, destacó que el viaje también tuvo un componente solidario, a través del apoyo a la causa de la mujer iraní, que lucha por tener los mismos derechos que los hombres.

Mariví Sainz, que también realizó el viaje, contó sus impresiones acerca de las ciudades en las que los zocos invitan al regateo y el visitante se sorprende con la belleza de las mezquitas y de las iglesias cristianas que se conservan. "En Irán todo invita al regateo; hay muchas tiendas de dulces que allí son muy típicos". María José Galán, otra de las expedicionarias, explicó que las mujeres se ven obligadas a llevar velo, pero a la vez van muy maquilladas y con las cejas muy depiladas. "Es su modo de protestar contra el régimen islamista que no les permite hacer las mismas cosas que a los hombres".